¿Sabían ustedes que “Agustina de
Aragón” era catalana? Posiblemente con los ocho apellidos completos que hacen
raza al cien por cien. Hace poco José Mota, hizo una parodia de ella en la televisión; tenía acento maño y todos los topicazos baturros al uso. Me imagino
que era consciente de que seguramente ella tendría, cuando disparó el cañón, un
acento catalán “cerrado”. Era independentista, por eso luchó contra los
franceses, y soberanista de España.
Se llamaba: Agustina Raimunda Saragossa i Domenèch, con el tilde de la è al revés, como buena catalana, para
llevar la contraria. Pero algo de aragonesa si tendría porque el apellido de su
padre, Zaragoza, lo inscribieron “Saragossa”, posiblemente a mala leche.
Eso sí, era castiza y chica de
barrio como la que más, pues nació en La Ribera, de Barcelona, en la calle
Sombrerers, hija de Fransec Ramón Saragossa i Labastida, de profesión obrero (o
sea, poca cosa), y de Raimunda Domenèch i Gasull, ambos de Fullera (Lleida)
Se casó muy joven con un cabo de
artillería llamado Juan Roca i Vilaseca, que ya luchó contra los franceses en
la batalla del Bruch. Los dos llegaron a Zaragoza llenos de amor patrio a
liberar Zaragoza de los franceses.
En una película sobre Agustina de
Aragón rodada en tiempos del Generalísimo, aparecía Agustina con un acento
aragonés impostado y su novio catalán (que no marido como hubiese
sido de rigor), algo galufo, colaboracionista de Napoleón y traidor a España.
Agustina, como no podía ser de otra manera, se enamoró de un racial aragonés pero, según la moral de la época no
se podía ni apretujar con él, que como buen aragonés iba todo el rato “salido”
pero contenido. Además estaba prometida con el pérfido novio con el que ya no quería festejar por afrancesado. Creo que murió el
traidor y se pudo casar por fin con el aragonés que era español de verdad y no
falsario como el catalán.
No sé si cayeron en la cuenta,
los que modificaron la realidad con el guión de la película, que los hijos de ambos
serían charneguicos. Que son más catalufos que los que tienen los ocho apellidos.
Según dicen, que yo no me meto en estas cosas.
¡De aquellos polvos, vienen estos lodos!
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