Aragón solo tiene siete estaciones en las que se mantienen taquillas abiertas al público.
A veces, acertar a subir al tren correcto es pura
cuestión de suerte. Cualquier mejora realizada en las estaciones de tren
aragonesas en los últimos años solo ha sido un parche.
La red ferroviaria en
Aragón, tras el último cierre de líneas firmado en 1984 que acabó con las
líneas entre Caminreal y Burgos, la de Valladolid a Ariza y la de Zuera a
Gurrea, dispone de 86 estaciones y apeaderos. En 30 años hemos asistido en
directo a la decadencia de los servicios
La mala situación de
muchas de las estaciones y apeaderos, así como de los tremes, resta atractiva a su uso, pues en muchas
ocasiones no se puede llegar caminando a las mismas desde los núcleos de
población a las que ofrecen servicio. La dejadez tiene que ver con la
llegada de un modelo que solo presta atención a las conexiones por alta
velocidad entre las principales ciudades de la red. Luego ante la falta de
usuarios dicen que no son rentables; con esos criterios han ido cerrando
estaciones y quitando líneas enteras.
Aragón afronta un
complejo 2025 con cortes totales en seis líneas de tren. Una de las realidades
más evidentes a las que se enfrentan los viajeros a la hora de coger un tren
tiene que ver con la falta de personal ferroviario y de asistencia. Únicamente
en la estación de Teruel, en la de Huesca, las de Delicias y Goya en Zaragoza,
la de Tardienta, la de Monzón y Calatayud existen taquilleros que puedan ayudar
con las necesidades de información. En la mayoría si no te sabes las
frecuencias estás perdido en marquesinas al aire libre. Ni en las postas de
diligencias ocurría esto.
La entidad, que
reclama igualmente la recuperación de las frecuencias de paso
perdidas en los últimos años, se muestra muy crítica con el estado general
de las infraestructuras. «Es una lástima que no se actúe y se deje perder, pues
lo más caro de tener un tren es poner las vías», señala.
Para suplir esta falta
de personal orientando en los andenes, en el sindicato CGT recuerdan que hace
alrededor de veinte años, tanto Adif como Renfe destinaron
una importante partida presupuestaria a instalar unas pantallas
indicadoras que mostraban al usuario información sobre los
próximos trenes con parada previstos para esa vía, para evitar
confusiones. «Salvo al principio, dichas pantallas no han funcionado en la
mayoría de las estaciones de Aragón», dicen desde este sindicato.
En paralelo, también
se colocaron unos pulsadores para que el usuario pudiera contactar con
personal ferroviario e informarse del estado de las circulaciones. Tampoco han
funcionado, denuncian.
En el listado
elaborado por los ferroviarios, repasan la situación de algunos de los nodos de
comunicación por los que circula a diario. Así, detallan que la estación
de Casetas (que forma parte de la red de Cercanías de Zaragoza y en
la que confluyen trenes procedentes de Madrid, Calatayud, Logroño y Pamplona)
está «muy mal comunicada con el barrio, mal iluminada por las noches y tiene
algunos andenes a una altura insuficiente para que el viajero pueda apearse
bien del tren».
En el interior de
Zaragoza, Miraflores es otra estación que comparte servicio con el
Cercanías y es también «ejemplo de la desidia de las administraciones», pues en
ella se producen grandes charcos debido a las filtraciones justo en la
zona en la que bajan los viajeros.
La estación de Binéfar
se encuentra «desguazada» tiene unos andenes demasiado bajos y en mal estado
que obligan al viajero a salvar 60 centímetros entre estribo de tren y andén,
hecho denunciado hace tiempo por el personal ferroviario. «En ocasiones el
maquinista ha tenido que bajar del tren para ayudar a los viajeros de más edad
o con movilidad reducida a apearse del convoy», precisa Ferrando.
Entre los numerosos
«parches» de los últimos años evidencian algunos que consideran sangrantes. «En
el apeadero de Luceni hay una marquesina en la vía par, pero se
olvidaron de hacer otra en la vía impar, donde los trenes suelen ir dirección
Zaragoza», indican. Y en el caso de Gallur recuerdan que, a raíz
de la denuncia de un vecino de la localidad, Adif «se ha visto obligada a
gastar más de tres millones de euros en lo que podría considerarse el mejor
apeadero de toda España» a pesar de que tampoco funcionen las pantallas
informativas y los pulsadores.
En Terrer y en
Plasencia de Jalón, denuncian que el apeadero no cuenta con andenes con
altura normalizada. Y en Purroy, «el andén es diez metros más
corto que la serie 448, por lo que una de las puertas extremas de este
tren debe quedar en voladizo», un fallo que comparte con Plasencia.
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