Y digo caminaba porque casi siempre bajaba andando contentísimo con llegar a Castelnou que era para mi casi como si fuera a Zaragoza.
Me ha llamado la atención la fotografía que ha puesto el amigo Latorre en Facebook (que me permito poner yo como icono de esta mi página samperpalillera), porque en ella se ven los fuegos artificiales. En aquellos mis tiempos ya lejanos de niño, los de Castelnou no tenían el privilegio como los de Samper de tener güetes, ruedas chinescas ni traca de fin de fiesta.
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| GENTILEZA DE J.A. HABANERO |
Entonces el bar principal estaba al lado de pabellón y se le llamaba, si no recuerdo mal, de Elías, que era el nombre de su dueño, que yo tenía como un señor muy simpático que cantaba todos los años una ranchera que decía ·algo así como, “la higuera se secó/se secó en primavera/y mi chata no me quiere porque ando de borrachera”… y a donde íbamos a comer pasteles tanto los del pueblo como los forasteros.
Los castelnoros eran excesivamente generosos con los forasteros y no te dejaban pagar por comer o por beber; eso sí, tenías que comer y beber lo que te daban. Aquello me llamaba mucho la atención porque en Samper, aunque fueran fiestas, nadie daba nada y más si eran forasteros. Decimos de los de Híjar, pero en la comarca y alrededores no teníamos buena fama de generosos tampoco.
En la antigüedad tampoco los de Castelnou debían ser muy generosos porque dicen que por allí paso el dicho obispo de Zaragoza por allá por siglo IV de nuestra era cristiana. Y fue a comer en este pueblo, que ya debería existir, digo yo, y como eran ya cristianos la mayoría del pueblo (como ahora), se paró a comer y sus devotos feligreses le ofrecieron conejo, pero el, que era muy sabio se percató de que querían darle gato por conejo, así que sentenció esa frase que ha quedado escrita para la historia “Si eres conejo, estate quieto y si eres gato, salta del plato” y saltó. Desde entonces, los vecinos de Castelnou no reparan en celebrar por lo alto “el día de la “Catria” y la fiesta en honor al Santo.
Bueno, lo de los fuegos artificiales me ha llamado la atención porque por aquellos años de mediados de los 60 del siglo pasado los de Castelnou no tenían fuegos artificiales, aunque si de los naturales, de la hoguera, que sobresalía sobre todos los pueblos que hoy llamamos Bajo Martín, Ribera Baja del Ebro y comarcas de Caspe y Belchite, es decir; del mundo entero. Mi tío Manolo el panadero, era muy amigo del tio Anselmo, el alcalde del pueblo, y también de mi padre y otros de Samper, entre ellos el alguacil; el tío Carro.
¿Cómo podía estar Castelnou sin fuegos artificiales? Eso no podía ser –se preguntaron un año- pero ya no había tiempo de encargarlos o no había presupuesto. Así que idearon un plan macabro; en Samper habían quedado algunos güetes de las fiestas y el tio Carro que los custodiaba los bajaría a Castelnou que era casi como de Samper, a tirarlos. Pero eso sí, los tirarían cuando todos estuvieran dormidos, que el día de la hoguera sería después del baile y las recenas, que incluía también los asados en las brasas o rescoldo de la hoguera, o sea, casi al amanecer.
Ensayando bajo la advocación
del santo
Y
así lo hicieron; el susto de mucha gente fue monumental pero los castelnoros no
se achican con nada. Ahora, además de hoguera monumental, tienen fuegos
artificiales como en las fiestas del Pilar, y es que Castelnou es hoy uno de
los pueblos más prósperos del Bajo Aragón Histórico. Aunque a los samperinos
nos parezca un barrio de nuestro pueblo. Pronto tendrán más habitantes que Samper,
y los de nuestro pueblo, cuando se casen con uno o una de Castelnou, en vez de
venirse a Samper a vivir, se irán a Castelnou.
Leer má sobre la Historia de Castelnou y San Valero...
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