viernes, 23 de agosto de 2024

Narrativa. Hacienda no somos todos

Carlos Cruzado y José María Mollinedo, técnicos del Ministerio de Hacienda, y presidente y secretario general respectivamente del sindicato de técnicos de Hacienda GESTHA, han escrito un libro titulado Los ricos no pagan IRPF. En realidad, sencillamente, los ricos no pagan.

La recaudación tributaria bate su récord histórico en la primera mitad del año; son 122.589 millones de euros, que significa un 10% más que el mismo periodo del año pasado. Nunca se había pagado tanto. Se paga con el IRPF, el IVA, y las pymes con el de Sociedades, con un tipo medio del 15,4%. Pero los muy ricos no pagan ni el IRPF ni el de Sociedades.

El IRPF tiene un tope del 47% para más de 300.000 euros y el mismo para 300 millones. Los muy ricos se escapan del pago entre otras con las sociedades de inversión en capital variable (sicav) que tributan solo el 1%, además de que las ganancias que obtienen por activos financieros tributan como rentas del capital con tope del 28%. Y respecto al de Sociedades, las 35 mayores empresas en España han pagado el 1,43% de tipo medio, porque los oligopolios pagan mucho menos que las pymes.

Los grupos oligopólicos en España tributaron entre 2007 y 2016 un 6,37% de sus ganancias, frente al 16% de las pequeñas y medianas empresas. Y en 2018, sólo fue un 5,69% de sus inmensos beneficios, mientras que las pymes pagaron el 15,14%. Es decir, casi tres veces más.

De los pequeños aumentos salariales que hemos conseguido Hacienda ingresa más porque por esa limitada mejora de los sueldos y pensiones pagamos más. Hacienda no ha actualizado los tipos ni los tramos de aplicación para ajustarlos a la inflación y a los salarios. En 2023, el tipo efectivo llegó al 16,8% en el caso de las rentas de los trabajadores en activo y al 9,6% en las de los pensionistas. Un doloroso récord histórico en ambos casos.

La recaudación del IRPF (con un tipo medio del 14,3%), alcanza prácticamente la mitad de lo que Hacienda ingresa (que junto al 30% de la recaudación del IVA), significa que el 80% de lo ingresado viene de los trabajadores y de las pequeñas economías (si añadimos la parte del impuesto de sociedades que pagan las pymes, un 15%). Los muy ricos, los bancos y los oligopolios viven de los que trabajan.

El IRPF en España en sus inicios en los años 80 tuvo tipos máximos del 65%. Después con unos y con otros se fueron bajando. Obviamente crear nuevos tramos por encima del actual 47% es una demanda urgente para que los muy ricos paguen. Y con las grandes empresas sucede lo mismo. Las mayores empresas pagan un tercio de lo que pagan las pymes.

Igualmente, el impuesto de patrimonio debería ser un impuesto sobre la riqueza con un tipo mínimo de tributación igual para toda España, impidiendo situaciones tan injustas como en la Comunidad de Madrid que, en la práctica, no se paga al estar bonificado al 100%. Hay un mandato constitucional, que establece la obligatoriedad de un sistema fiscal redistributivo.

Cruzado y Mollinedo afirman que Hacienda tiene a casi el 80% de sus efectivos persiguiendo al pequeño y mediano contribuyente del que recaudan de media 1.000 euros. Cuando el actual sistema permite a las rentas altas (con mecanismos como las sociedades en paraísos fiscales, sicav, etc.) no pagar impuestos, entre 20% y 25% del PIB. El Gobierno y la Agencia Tributaria deben perseguir la gran evasión fiscal. Y habría que redistribuir la riqueza.


Sinopsis

Un interesante análisis de la evolución de los impuestos en España, desde la instauración de la democracia hasta hoy, contada a través de los principales hitos que han marcado su desarrollo, tanto desde el punto de vista de las reformas aprobadas como de su aplicación, que aborda también los escándalos que han puesto en riesgo el principio de generalidad establecido por nuestra Constitución, y que se sintetiza en el popular eslogan de «Hacienda somos todos». La amnistía fiscal aprobada por el Gobierno del Partido Popular en 2012 que resultó inconstitucional, la benevolencia del derecho penal con los grandes defraudadores y la disociación fiscal de las personas que, para eludir en buena parte el pago de sus impuestos, son al mismo tiempo sociedades, constituyen algunas de las cuestiones tratadas en este importante trabajo de los técnicos del Ministerio de Hacienda Carlos Cruzado y José María Mollinedo. Y también el papel «no jugado» por la Agencia Tributaria ante la lista Falciani, de contribuyentes que ocultaban patrimonio y rentas en el banco HSBC de Ginebra, y los escándalos fiscales de Juan Carlos I, junto a otras situaciones que podrían revelar una doble vara de medir. Los autores muestran una mirada crítica del déficit de justicia fiscal y del discurso demonizador de los tributos, pero a la vez esperanzada como consecuencia de los cambios a nivel global que se empiezan a percibir respecto de la necesidad de combatir el aumento de las desigualdades, a través de los impuestos, con la repercusión política, social y económica que conlleva.

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