Carlos Cruzado y José María Mollinedo, técnicos
del Ministerio de Hacienda, y presidente y secretario general respectivamente
del sindicato de técnicos de Hacienda GESTHA, han escrito un libro titulado Los ricos
no pagan IRPF. En realidad, sencillamente, los ricos no pagan.
La recaudación tributaria bate su récord histórico en la primera mitad del año; son 122.589 millones de euros, que significa un 10% más que el mismo periodo del año pasado. Nunca se había pagado tanto. Se paga con el IRPF, el IVA, y las pymes con el de Sociedades, con un tipo medio del 15,4%. Pero los muy ricos no pagan ni el IRPF ni el de Sociedades.
El IRPF tiene un tope del 47%
para más de 300.000 euros y el mismo para 300 millones. Los muy ricos se
escapan del pago entre otras con las sociedades de inversión en capital
variable (sicav) que tributan solo el 1%, además de que las ganancias que obtienen
por activos financieros tributan como rentas del capital con tope del 28%. Y
respecto al de Sociedades, las 35 mayores empresas en España han pagado el
1,43% de tipo medio, porque los oligopolios pagan mucho menos que las pymes.
Los grupos oligopólicos en España
tributaron entre 2007 y 2016 un 6,37% de sus ganancias, frente al 16% de las
pequeñas y medianas empresas. Y en 2018, sólo fue un 5,69% de sus inmensos
beneficios, mientras que las pymes pagaron el 15,14%. Es decir, casi tres veces
más.
De los pequeños aumentos
salariales que hemos conseguido Hacienda ingresa más porque por esa limitada
mejora de los sueldos y pensiones pagamos más. Hacienda no ha actualizado los
tipos ni los tramos de aplicación para ajustarlos a la inflación y a los
salarios. En 2023, el tipo efectivo llegó al 16,8% en el caso de las rentas de
los trabajadores en activo y al 9,6% en las de los pensionistas. Un doloroso
récord histórico en ambos casos.
La recaudación del IRPF (con un tipo medio del 14,3%), alcanza prácticamente la mitad de lo que Hacienda ingresa (que junto al 30% de la recaudación del IVA), significa que el 80% de lo ingresado viene de los trabajadores y de las pequeñas economías (si añadimos la parte del impuesto de sociedades que pagan las pymes, un 15%). Los muy ricos, los bancos y los oligopolios viven de los que trabajan.
El IRPF en España en sus inicios
en los años 80 tuvo tipos máximos del 65%. Después con unos y con otros se
fueron bajando. Obviamente crear nuevos tramos por encima del actual 47% es una
demanda urgente para que los muy ricos paguen. Y con las grandes empresas
sucede lo mismo. Las mayores empresas pagan un tercio de lo que pagan las
pymes.
Igualmente, el impuesto de
patrimonio debería ser un impuesto sobre la riqueza con un tipo mínimo de
tributación igual para toda España, impidiendo situaciones tan injustas como en
la Comunidad de Madrid que, en la práctica, no se paga al estar bonificado al
100%. Hay un mandato constitucional, que establece la obligatoriedad de un
sistema fiscal redistributivo.
Cruzado y Mollinedo afirman que
Hacienda tiene a casi el 80% de sus efectivos persiguiendo al pequeño y mediano
contribuyente del que recaudan de media 1.000 euros. Cuando el actual sistema
permite a las rentas altas (con mecanismos como las sociedades en paraísos
fiscales, sicav, etc.) no pagar impuestos, entre 20% y 25% del PIB. El Gobierno
y la Agencia Tributaria deben perseguir la gran evasión fiscal. Y habría que
redistribuir la riqueza.
Sinopsis
Un
interesante análisis de la evolución de los impuestos en España, desde la
instauración de la democracia hasta hoy, contada a través de los principales
hitos que han marcado su desarrollo, tanto desde el punto de vista de las
reformas aprobadas como de su aplicación, que aborda también los escándalos que
han puesto en riesgo el principio de generalidad establecido por nuestra
Constitución, y que se sintetiza en el popular eslogan de «Hacienda somos
todos». La amnistía fiscal aprobada por el Gobierno del Partido Popular en 2012
que resultó inconstitucional, la benevolencia del derecho penal con los grandes
defraudadores y la disociación fiscal de las personas que, para eludir en buena
parte el pago de sus impuestos, son al mismo tiempo sociedades, constituyen
algunas de las cuestiones tratadas en este importante trabajo de los técnicos
del Ministerio de Hacienda Carlos Cruzado y José María Mollinedo. Y también el
papel «no jugado» por la Agencia Tributaria ante la lista Falciani, de
contribuyentes que ocultaban patrimonio y rentas en el banco HSBC de Ginebra, y
los escándalos fiscales de Juan Carlos I, junto a otras situaciones que podrían
revelar una doble vara de medir. Los autores muestran una mirada crítica del
déficit de justicia fiscal y del discurso demonizador de los tributos, pero a
la vez esperanzada como consecuencia de los cambios a nivel global que se
empiezan a percibir respecto de la necesidad de combatir el aumento de las
desigualdades, a través de los impuestos, con la repercusión política, social y
económica que conlleva.
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