martes, 16 de enero de 2024

Artículo ¡Qué viene la peste!

Antes del COVID, nos sorprendía ver cómo los ciudadanos de países asiáticos, en un ejercicio de responsabilidad colectiva, se ponían mascarillas en cuanto los virus respiratorios empezaban a circular en el ambiente,

Aquí no, siguen prevaleciendo las ideas irracionales negativista; a muchas personas que les fueron bien las vacunas pero que, probablemente, les crearon molestias y algún efecto secundario siguen diciendo que a ellos no les meten más bichos en el cuerpo o sale a relucir lo de las grandes farmacéuticas y las teorías de la conspiración. Las administraciones publicas de la sanidad tampoco se atreven a dar mucha matraca porque saben que no es popular en gran parte de la población esto de las vacunas a pesar de que desde que se implantaron se han salvado de cantidad de enfermedades y muertes millones de personas en todo el mundo.

De nuevo el rechazo a aceptar cualquier medida de coordinación llegada desde el ministerio o acordada por consenso en la conferencia interterritorial, y no por razones objetivas sino, cabe presumir, por los réditos políticos que algunos calculan de dar pábulo a los sectores abonados a la insumisión sanitaria. Porque esta vacilación, o aún más, la búsqueda del conflicto sea cual sea la propuesta a abordar, no hace más que alimentar al negacionismo más irracional que ha resistido cualquier evidencia. La timorata campaña de vacunación de gripe y COVID, que solo ha cubierto a un tercio de la población y no ha sido precisamente proactiva, no solo deja a la población más descubierta ante las infecciones. De nuevo, se ha renunciado a enviar un mensaje claro a estos sectores irracionalmente remisos.

Por si fuera poco, en España, en el conjunto del país, la situación de la SANIDAD ha empeorado. Hay datos que aisladamente podrían ser anecdóticos, pero que en la práctica no lo son. Por ejemplo, la Atención Primaria sigue estando totalmente desactivada, no ha recuperado el tono que tenía previamente a la pandemia. Las demoras en la Atención Primaria siguen siendo generalizadas, muy importantes. Un porcentaje elevado de la población cuando pide una cita en su médico o su médica de familia la obtiene con más de una semana de demora. Eso, evidentemente, hace que la Atención Primaria no tenga capacidad de responder ante los problemas de salud de la gente. Ahí no se ha arreglado. Pero también en la atención hospitalaria sigue habiendo muchos problemas. El último barómetro sanitario sobre listas de espera, que publica el Ministerio de Sanidad, señala que en el primer semestre de 2023 se hicieron 109.000 intervenciones quirúrgicas en el conjunto del país menos que en el primer semestre de 2019. No hemos mejorado. Desgraciadamente, si ahora volviese a surgir una pandemia de características similares la situación de partida sería peor.

Y la gente cuando se resfría, aunque sea por un catarro estacional, como no lo atienden en la atención primaria hasta que ya se le ha pasado, acude a las urgencias hospitalarias y el resultado es de “colapso total”. Hace una semana pille un catarro que me dejo sin apetito y sin fuerzas, no era ni COVID ni gripes por las que me vacuné; toda la gente que bien me quiere me decía, pero porque no vas a urgencias. Yo, que con catarros como este he ido a trabajar cuando estaba en edad laboral.

Así estamos; cada vez funciona peor la Sanidad y cada vez cree menos en ella la gente salvo cuando se resfría que vamos a que nos receten paracetamol. Que para eso pagamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario