Pilar Díaz Rodríguez
Día de cine, “Casablanca”, 1942, de Michael Curtiz. Una tiene que acercarse a esta peli como si entrara a una inmenso templo, porque la de hoy es una de las grandes joyas inmortales del celuloide, tan perfecta como las alambicadas vidrieras de una catedral, y dirigida por un artesano húngaro, de nombre impronunciable (Mihaly Kertsez), nacionalizado estadounidense en los años veinte, especialista en películas de aventuras, todas con Errol Flynn, y de famosos y explosivos ataques de ira en una jerga ingléshúngaro de la que nadie necesitaba traducción para entender lo que decía. Considerado el mejor artesano de la Warner Bross, Curtiz dejó para la historia del cine pelis como “Robin de los bosques”, “Capitán Blood”, “La carga de la brigada ligera” y otras; pero yo me quedaré siempre, aparte de la peli de hoy, con “ El barrio contra mí” (King Creole), la mejor interpretación de Elvis Presley.
Todas las pelis son hijas de su tiempo, y “Casablanca” no podía ser
distinta; la peli está rodada en los días previos al desembarco aliado en las playas
de esta ciudad de Marruecos y de la histórica Conferencia de Casablanca entre
Roosevelt, Churchill, De Gaulle y Giraud, impregnándola de un sentimiento de
cruzada contra el fascismo, pero también
de sacrificio por la libertad y la justicia, de melancolía y desamor;
todo ello envuelto en unos encuadres cortos, a veces tenebrosos que dibujan los
rictus de los actores, en los que no se percibe en ningún momento el
encorsetamiento del plató. A ello hay que añadirle el reparto, Bogart y
Bergman, que quedaron consagrados con el
status de “vacas sagradas” del olimpo del cine, y que le permitió a Bogart ser
uno de los pocos actores que se manifestaron contra la “caza de brujas” del
“comité del cine” en los años cincuenta. Para el director gruñón Curtiz supuso
dos oscars, a la mejor peli y al mejor director....y entrar en la historia.
A consecuencia de la IIGM, Casablanca era una ciudad a la que llegaban
huyendo del nazismo gente de todas partes: llegar era fácil, pero salir era
casi imposible, especialmente si el nombre del fugitivo figuraba en las listas
de la Gestapo, que presionaba a las autoridades francesas al mando del corrupto
inspector Renault (Claude Rains). En este caso, el objetivo de la policía
secreta alemana es el líder checo y héroe de la resistencia Victor Laszlo (Paul
Henreid), cuya única esperanza es Rick Blaine (Hamphrey Bogart), propietario
del 'Rick’s Café' y antiguo amante de su mujer, Ilsa Lund (Ingrid Bergman).
Rick e Ilsa se habían conocido en París, pero la entrada de las tropas alemanas
en la capital francesa les separó.
Cuentan los cotilleos de la época que el rodaje fue un infierno,
caótico, con un guión que se cambiaba todos los días, rehaciéndose todas las
escenas hasta el punto de que Bergman continuamente preguntaba al director de
quién estaba enamorada su personaje, de Victor o de Rick y el director en su
lenguaje infernal nunca se los aclara; aparte de la afrenta que suponía para
Bogart rodar con una actriz diez centímetros más alta que él, utilizándose en
las escenas de la pareja un altillo para el actor. El caso es que nadie en el
plató entendía la historia, todo eran secuencias sin sentido, sin relación unas
y otras..hasta que Curtiz y el técnico unieron los trozos inconexos y dieron
sentido al caos, creando una maravilla. Pero, qué hace especial a ésta peli?
Romanticismo, patriotismo, acción, humor, suspense, ayudará Rick a Laszlo, pese
a la aparente traición de Ilsa?, pero, sobre todo, unos diálogos memorables que
hicieron de Bogart un héroe bajo la capa de cinismo, dejando frases para la
eternidad
-Te veré esta noche, Rick?
-Nunca hago planes con tanta antelación
o
-Nacionalidad
-Borracho
La escena de hoy es mi preferida en una peli llena de escenas sublimes y
que ha tenido diversos doblajes, incluso en un primer visionado fue eliminada
por la censura franquista al luchar nuestro héroe con las Brigadas
Internacionales. Laszlo pide ayuda a Rick
para huir de Casablanca mientras los nazis están armando bronca en el
local, sometiendo a todo el mundo con sus canciones, bravuconadas y su
actuación violenta. Baja Laszlo como una exhalación y pide a la orquesta que
toque “La Marsellesa” y todo el mundo responde a la consigna de “libertad,
igualdad y fraternidad”, silenciando a los nazis. Ahí está parte de la
inmortalidad y grandeza de la peli, porque nos recuerda un motivo por el que
siempre se ha de luchar, por encima de las amarguras y los peligros; Laszlo lo
sabía, el capitán Renault lo sabía y Rick siempre lo supo.
Disfruten la escena y la película... y piensen
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