El Bajo Aragón Histórico sigue consternado y el dolor permanecerá
siempre entre los vecinos. Impotencia, lágrimas y abrazos sinceros e
interminables inundaban ayer las calles de una tierra que, aunque está
acostumbrada a duros golpes por la falta de oportunidades y el abandono
político, nunca podía imaginar una tragedia de esta magnitud. Las familias y
amigos de los tres asesinados el jueves por la tarde en el mas del Saso de
Andorra vivieron ayer uno de los peores días de su vida.
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