HISTORIA DE LA ESCUELA
Cuando uno escribe sobre la escuela siempre surge el recuerdo. Por eso hay que escribir en primera persona. Es inevitable. Y la evocación más reciente que guardo en el subconsciente de la escuela de Samper de Calanda fue la impresión que me produjo al entrar aquél día de septiembre de mil novecientos cincuenta y "algo", en el aula de los mayores; el día que abandonamos a los pequeños. Era un momento esperado; y no tenía muchos años, pero al entrar en aquella aula me marcó; porque aquello era la escuela. Un lugar donde media docena de mesas se agolpaban alineadas para seis o más alumnos que nos acogian sobre bancos alargados posicionándolos unos frente a otros, como si fuéramos a competir.
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