martes, 19 de abril de 2022

Artículo. Encuestas sobre la calidad de la política, de los partidos y de los políticos.

 Incluidos los de Samper de Calanda (e Hijar).

Dicen las encuestas que menos de un 10% de los ciudadanos y ciudadanas de España confía en los partidos políticos y que estos no tienen ninguna legitimidad en la población. Yo no me creo esta encuesta, que, como todas, depende de cómo se enuncia y se pregunta a la gente. Es cierto que hay desafección por la política desde hace tiempo, que dentro de los propios partidos hay enfrentamiento fuerte de sectas o corrientes, sobre todo en los mayoritarios, Pero si se preguntara con fundamento y se analizara en profundidad veríamos que la mayoría con lo que no está de acuerdo es con los partidos rivales y, a veces, con los dirigentes de sus propios partidos que los cambiarían por otros.

Esto produce desafección, sin duda, incluso influye para que haya votantes que se abstengan de votar a su partido favorito, pero no significa que no les guste la política o estén desinteresados. Es una moda decir eso; queda bien y la gente lo dice, sobre todo porque es una tendencia muy general el no querer significarse políticamente para no crearse problemas en una sociedad muy crispada con la política y con malas experiencias históricas entre paisanos. Aun así, la sociedad está muy polarizada, ya no en dos, si no en tres o más bloques ideológicos que no se aman entre sí. Y no es un problema de los dirigentes políticos; es la sociedad civil la que está dividida desde el siglo XIX porque la sociedad actual viene de tradiciones políticas muy enfrentadas, agudizadas por la evolución y complejidad de la sociedad moderna.

Estamos en un mundo nuevo muy complicado y donde se han caído muchas certezas (la mayoría presuntas certezas), estamos desorientados con los nuevos valores, pero estos son un refrito también con las antiguos. Hay nuevas posiciones que llamamos “trasversales”, se crean también nuevos antagonismos sin concluir los antiguos, la crisis económica engrandece estos defectos; surgen nuevas clases medias y otras entran en crisis económica y hay pérdida en la escala social y en la posición de clase, aunque quienes lo padecen lo esconden por orgullo. Hay más pobreza cada vez y aumenta la clase más baja como en tiempos antiguos (lo dice Cáritas, no yo), pero solo hay dos soluciones; o se le da todo el poder a una facción política, que sería siempre muy minoritaria y dictatorial o se aprende a vivir respetando y reconociendo la diversidad política y sociológica de la “Piel de Toro”, a nivel general (del Estado”, como dicen algunos) o dentro de una comunidad autonómica. Eso se llama democracia. Es difícil, pero no hay marcha atrás sin que sea a peor. Aunque la democracia, la tolerancia y la solución pacífica de las contradicciones y antagonismos será difícil. Sobre todo, será difícil si no se aborda con eficacia el problema social de los desplazados hacia la clase baja; si aumenta la pobreza que no ha “tocado fondo” y sigue la frustración de las clases medias perdedoras y jóvenes en paro con poca formación o que no les sirve de nada el haberse formado en la universidad.

Muchos querrían que solo ganaran los suyos para que les gustara la política y los políticos, pero eso es imposible. Que se nos meta en la cabeza; a veces no ganan los mejores o quienes nosotros, con nuestros ideales, fobias o perjuicios creemos que son los mejores, pues como decía, presuntamente, un político conservador británico nada “maricomplejines”: “la democracia es el menos malo de los sistemas políticos.” (Siempre que ganen los míos – que diría el cínico-) o “cada nación tiene el gobierno que se merece”, que en democracia es lo justo.

Lamentablemente, para la mayoría de la sociedad, solo ganan los contrarios; hay tantos puntos de vista que todos estamos en minoría, eso crea desafección y frustración ¡Que Santa Quiteria nos cure la rabia!

ESO ES LO QUE HAY QUE HACER


2 comentarios:

  1. Estamos en buenas manos, profesionales sin duda alguna,
    estos alcaldes quemaron las naves y no hay vuelta atrás, equilibrios sin red y blabla, perricas para gastar, calles hormigonadas, paseos por la monteriza, carteles, mormentos en las plazas, farolas nuevas y alguna vedette para fiestas. Nadie al volante para buscar algo productivo que mantenga gente en el pueblo. Por aquí estaremos para Navidad, semana Santa, el verano y algún puente, de visita claro.

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