martes, 6 de octubre de 2020

Artículo. El Papa Francisco publica su última encíclica: FRATELLI TUTTI sobre la fraternidad y la amistad social.

 

El Papa con san Pedro
 y san Pablo

Desde que gobernaba el Papa Juan XXIII y El Concilio Vaticano II, no se había visto nada igual; las resoluciones del Concilio Vaticano II quedaron “en agua de borrajas” (El Concilio es la principal autoridad de la Iglesia y equivale a un congreso en otras organizaciones mundanas). Los Papas que siguieron a Juan XXIII, sobre todo Juan Pablo II, hizo ascos del Concilio salvo en los aspectos formales como la celebración de la misa en lengua vernácula y algunas cositas más, pero en lo fundamental volvieron al integrismo religioso preconciliar. Con depuración en el clero de los sectores más renovadores o, simplemente, del abandono de curas desilusionados que han dejado a la Iglesia sin cuadros, pues hay que buscar sacerdotes, frailes y monjas como aguja en un pajar. Que no se encuentran. Por lo menos en los países desarrollados.

En la católica Sudamérica, la apuesta de la iglesia por el clero conservador ligado a las viejas y decadentes burguesías criollas, con la exclusión de los sacerdotes de la “Teología de la Liberación”, está haciendo que el protestantismo “neocon” de raíz fundamentalista calvinista y cultos diversos sectarios, estén avanzando a pasos agigantados. Si no se espabila y cambia la iglesia, pronto esa zona ya no será de mayoría católica.

En su tercera Encíclica como Papa, Francisco confirma la herencia de san Francisco de Asís “¿Y cuál es la herramienta que puede transformarnos para pasar de ser hermanos que viven en fraternidad a socios por un bien común que viven en sociedad? La Política, con P mayúscula “-dice-.

Un teólogo de prestigio que escribe en alguna prensa del país (El País), sobre la Iglesia, escribió hace unos años que nunca, nunca, un jesuita llegaría a ser Papa de la Iglesia. Y era de los enterados. Que mal tiene que estar la iglesia para que, al poco tiempo de decir eso en los medios que le publican, los cardenales eligieran a un papa jesuita; eso sí, creo que ha tenido que salir de la disciplina de la Compañía.

Estoy leyendo su encíclica con título en italiano, FRATELLI TUTTI (Hermanos todos, en español), y me parece un programa electoral de Unidas Podemos (que no es tan radical, esta coalición, como la gente cree). Además, en contra de la moda demagógica y populista del apoliticismo, el Papa Paco aboga por la Política, con mayúscula, como Aristóteles y los clásicos griegos. Solo por eso ya me gusta; además profetiza, que eso es muy cristiano y muy de padre santo, y dice que el modelo capitalista neoliberal se está acabando (ojo, no dice que el capitalismo está acabado, habla del modelo neoliberal que es ahora el hegemónico en la economía y la política). No habla por supuesto de ir a otros modelos de capitalismo ya superados como hace la extrema derecha anacrónica o a sistemas autoritarios no democráticos. En esto no se aparta de la socialdemocracia y de la antigua doctrina social de la iglesia que dio lugar a la democracia cristiana, dos corrientes sociales y democráticas corrompidas pronto por las mafias a las que se vendieron. 

"El mercado solo no resuelve todo, aunque otra vez nos quieran hacer creer este dogma de fe neoliberal" -dice-. El Papa Francisco decreta, en su última encíclica -Fratelli Tutti, sobre la fraternidad y la amistad social, la tercera de su pontificado- el final del neoliberalismo, que tilda de "pensamiento pobre, repetitivo, que propone siempre las mismas recetas frente a cualquier desafío que se presente".



En un texto muy duro para las tesis del capitalismo salvaje, el Papa arremete contra "el absoluto e intocable derecho a la propiedad privada", que "sólo puede ser considerado como un derecho natural secundario y derivado del principio del destino universal de los bienes creados".

"La especulación financiera con la ganancia fácil como fin fundamental sigue causando estragos"-sigue diciendo- y en el que el Papa desmenuza las raíces de una sociedad mundial perdida y sin objetivos, y reivindica la "fraternidad universal" y el cuidado de unos con otros.

Evocando las crisis anteriores y la actual pandemia, el Papa sostiene que "las recetas dogmáticas de la teoría económica imperante mostraron no ser infalibles". "La fragilidad de los sistemas mundiales frente a las pandemias ha evidenciado que no todo se resuelve con la libertad de mercado" -añade-, lamentando esa política "hacia los pobres, pero nunca con los pobres, nunca de los pobres y mucho menos inserta en un proyecto que reunifique a los pueblos".

REFORMA DE NACIONES UNIDAS

Francisco apuesta por "la maduración de instituciones internacionales más fuertes y eficazmente organizadas, con autoridades designadas equitativamente por acuerdo entre los gobiernos nacionales, y dotadas de poder para sancionar" (como tiene que ser). En esta línea, añade: "es necesaria una reforma tanto de la Organización de las Naciones Unidas como de la arquitectura económica y financiera internacional, con un rediseño del Consejo de Seguridad que evite los vetos que deslegitiman su trabajo”.

Y con objetivos claros, como el fin del hambre en el mundo, "un verdadero escándalo". "El hambre es criminal -sigue diciendo-, “mientras nos enfrascamos en discusiones semánticas o ideológicas, permitimos que todavía hoy haya hermanas y hermanos que mueran de hambre o de sed, sin un techo o sin acceso al cuidado de su salud". De hecho, propone que "con el dinero que se usa en armas y otros gastos militares, constituyamos un Fondo mundial, para acabar de una vez con el hambre y para el desarrollo de los países más pobres".

NO A LA GUERRA, LA PENA DE MUERTE O LA CADENA PERPETUA

También supone una deslegitimación del uso de armas, la guerra o la pena de muerte; de la cadena perpetua, a la que califica de "pena de muerte oculta", y de la postura de algunos que se dicen cristianos, pero aceptan y promueven la violencia. De hecho, el Papa llega a decir que muchos ateos siguen mejor el Evangelio de Jesús que los cristianos.

CONTRA EL NACIONALISMO EXALTADO Y LA XENOFOBIA

"Todavía hay quienes parecen sentirse alentados, o al menos autorizados por su fe para sostener diversas formas de nacionalismos cerrados y violentos, actitudes xenófobas, desprecios o incluso maltratos hacia los que son diferentes" -lamenta el Papa- que también recuerda los horrores vividos en la pandemia. "No nos olvidemos de los ancianos que murieron por falta de respiradores, en parte como resultados de sistemas de salud desmantelados año tras año" -afirma-, en una clara referencia a España.

VERDAD Y MEMORIA HISTÓRICA

Francisco también hace una reflexión sobre la necesidad de hacer memoria histórica de las dictaduras y el horror, siempre desde la perspectiva de las víctimas, en varios pasajes que revolverán a algunos nostálgicos: "Es fácil hoy caer en la tentación de dar vuelta a la página diciendo que ya hace mucho tiempo que sucedió y que hay que mirar hacia adelante. ¡No por Dios! Nunca se avanza sin memoria, no se evoluciona sin una memoria íntegra y luminosa", sostiene el Papa, que añade que "verdad es contar a las familias desgarradas por el dolor lo que ha ocurrido con sus familiares desaparecidos", y condena con contundencia el terrorismo de Estado.

"Es muy sano hacer memoria del bien" -añade-, apuntando que "el perdón no implica olvido" pero que "la venganza no resuelve nada". Justicia sin impunidad, y dejando las cosas claras: "Cuando hubo injusticias mutuas, cabe reconocer con claridad que pueden no haber tenido la misma gravedad o que no sean comparables. La violencia ejercida desde las estructuras y el poder del Estado no está en el mismo nivel de la violencia de grupos particulares". Lo dice el Papa de Roma y eso va a misa, aunque siempre habrá feligreses que cuestionen al Sumo sacerdote.

3 comentarios:

  1. Una nimiedad: el título no es latín, es italiano.

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  2. La lista de Papas de la Iglesia Católica es muy extensa y sin lugar a dudas es un puesto que conlleva una gran responsabilidad.

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