jueves, 13 de agosto de 2020

Artículo. El método científico.

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El método científico, nos ha sacado de las sombras del oscurantismo. La electricidad, la radio, la televisión, los GPS, los teléfonos, los viajes espaciales, los antibióticos, las vacunas, los telescopios, la anestesia general, el saneamiento de las ciudades, la depuración del agua, las radiografías, las resonancias, los rascacielos, los aviones, los trenes, el cine, las fotografías, las máquinas industriales y de la agricultura, y los ordenadores. Y el teléfono móvil; si, el teléfono móvil.

Gracias a la ciencia la mayoría sabe (no cree), que el agua estancada contiene unos animalicos minúsculos que causan enfermedades, o que cuando un imán gira alrededor de una bobina se genera una corriente eléctrica, o que la Tierra gira alrededor del Sol, y no al revés.
La sociedad de 2020 es completamente diferente a la de 1700. Si como por arte de magia pudiésemos trasladar un habitante del año 1 hasta el año 1700, apenas notaría diferencias en lo esencial de la vida: se adaptaría sin problema. Pero si trasladásemos a un habitante del año 1700 al 2020, se moriría del susto. Literalmente.
Gracias al método científico tenemos herramientas para erradicar una pandemia, o para hacerla soportable: la del coronavirus, por ejemplo. Gracias a la ciencia no hay viruela. Gracias a la ciencia no hay leprosos en Europa (o son casos muy contados). Gracias a la ciencia, los pacientes VIH positivos ya no se mueren de SIDA, sino que llevan su enfermedad como los pacientes crónicos. Gracias a la ciencia, muchos cánceres se curan.
Hay gente e incluso grupos organizados que parecen añorar la Edad Media, con su mugre y sus hambrunas, con sus gentes muriéndose de peste o de viruela, con los libros encerrados en monasterios sin acceso para nadie, sin luz eléctrica, sin agua potable, sin nada, o los tiempos en los que la mayoría de la población solo llevaba albarca y alpargata, y mugre y roña en la piel de sus cuerpos.
Pero no son las “masas” ignorantes, que estas no quieren volver a esos tiempos oscuros, aunque sientan nostalgia de las cosas buenas que también había; son personas aparentemente preparadas y con estudios las que pululan en todas redes sociales instaurando una nueva religión que está calando en una población carente de cultura y liderazgo;  antivacunas, conspiranoicos, sectas satánicas, neonazis, adoradores de ovnis, hedonistas ácratas, cazadores de masones, chamanes emporrados, delirantes con el 5G, ecologistas que no han visto jamás una gallina poniendo un huevo e indocumentados con pedigrí.
Dicen que esto es igual que una gripe, o que es preferible la experiencia personal a las publicaciones científicas revisadas por pares, o que el dióxido de cloro funciona contra el coronavirus y no es tóxico, o que las vacunas que existen ahora provocan autismo, o que las vacunas llevan microchips para controlarnos, o que los aviones esparcen desde el cielo cristales para contagiarnos, o que no llevar mascarillas es un acto positivo de rebeldía.
Hace poco, sesenta personas acudieron a Las Canarias para reunirse en una playa a contagiarse a propósito. Habían quedado por Internet. No se si se habrán contagiado o habrán contagiado a otros, pero sería lo más previsible.
Es consecuencia de que cada uno vaya a su bola. Por desgracia, nadie lidera la crisis. Es evidente. Digo ningún político.
El Gobierno Central ya no gobierna la Sanidad porque así lo ha querido el parlamento del país.
17 reinos de Taifas, 17 desastres organizativos. A cuál peor. Ni una puñetera norma en común. Ni un solo registro compatible. Y además de eso, por si fuese poco, una recua de embusteros con el título de licenciado, periodistas "amarillos" que tienen que comer y tertulianos expertos, envenena a la sociedad echando cada cual la suya o los más fanáticos prestándose a decir lo que muchos quieren escuchar: que el coronavirus es un invento de las superpotencias para disminuir la población mundial, para enriquecer a las farmacias y para cargarse a los ancianos.
Menos mal que las avionetas ya no disuelven las tormentas; ahora llueve, en contra de las hipótesis (que no certezas), científicas, que vaticinaban un verano seco, pero han traído el coronavirus que es peor. Creo que son los extraterrestres.

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