¡A ver si es verdad! Todavía no me creo yo que este
documento sea de verdad. La cosa esta tan loca que este viernes recibí una
carta de un pensionista indignado afiliado a mi sindicato en Aragón, pidiendo
que le diéramos de baja por que un sindicalista catalán de Comisiones Obreras salió
en la televisión apoyando, en Barcelona, la independencia de Cataluña. Dice que
después de treinta años de pertenecer al sindicato no puede aguantar eso (que
además no es la posición oficial del sindicato).
No lo diría aquí si no fuera que este tipo de
actuaciones o parecidas se están extendiendo conforme la desinformación de los
medios y en las redes digitales, tanto de Cataluña como fuera de ella, se están extendiendo como la
espuma, y se está agitando peligrosamente la violencia, que de momento es solo
verbal, pero que seguramente irá a más.
A este exafiliado, los recortes del gobierno, el
futuro de las pensiones, el paro, la corrupción de las instituciones y, porque
no, los desvaríos oficiales de su propio sindicato, que también los ha tenido
alguna vez, parece que no le ha indignado tanto como las declaraciones de un
compañero catalán independentista.
Por eso me gusta esta declaración institucional y unánime de armonía y de paz,
pero yo me iré a mi pueblo a pasar estos días después del lunes, día 9 (que viajo a Madrid con unos doscientos compañeros y compañeras de CC. OO y UGT de Aragón a reivindicar el que se haga algo para sostener la Seguridad Social y garantizar el poder adquisitivo de las pensiones).
No me agrada el ambiente de “carlistada” y de revancha
que se respira en Zaragoza por cuestiones de nacionalismo que no me conmueven. Yo
soy aragonesista (no nacionalista aragonés), un sentimiento patriótico regionalista;
poco me importa si de España como de la UE en la que ya estamos integrados, supongo que irreversiblemente,
pues me considero heredero de la cultura liberal ilustrada y cosmopolita; algo
jacobino, y soy un idealista humanista neoplatónico además de socialdemócrata confederal e internacionalista, pues creo en la unidad del género humano, en la verdad
objetiva y en la ciencia positiva. Me gusta la mitología, pero odio la
superstición y el reaccionarismo cateto, ultramontano, machista y trabucaire.
Y el nacionalismo exclusivista, racial, étnico o de
cualquier otro tipo, que suele ser excluyente, me la "repamplifa"
Espero que estos días se cumplan los deseos de los
grupos políticos del Ayuntamiento de Zaragoza
¡Viva la Virgen del Pilar! Que no quería ser francesa,
pero es católica, es decir, universal, o sea, internacionalista.
Manolo, el cinismo de los políticos es ya latente. Pedir que las fiestas del Pilar sean únicamente fiestas, dejando a un lado los acontecimientos políticos que se están produciendo con un grupo –más/menos numeroso- de una región española que nos insulta –le robamos-, nos vilipendia diciendo que se quieren ir porque son seres superiores a nosotros y más listos; que se apropiaron de nuestros bienes –Sijena, Roda, parroquias, archivos… y no los devuelve ; y lo peor: a nuestra gente que emigró que ahora son fanáticos muchos de ellos de esas ideas . Y que se le conceda la medalla de oro de la ciudad a una de las líderes de estas conductas porque son afines a los que mandan aquí aprovechándose de un atentado para que nadie pueda negarse ante la tragedia, ni al comunicado -anteponiéndose a otros zaragozanos que merecían el galardón-, no me parece bien. Y menos que ante la pitada que se les avecinaba, pedir que las fiestas sean únicamente fiestas apelando, cuando se produce la pitada, desoyendo su llamamiento a la libertad de expresión, para justificarse el hecho ante uno mismo y ante los suyos… esto no sólo es cinismo sino también sarcasmo, porque es tenernos a todos por ignorantes, por no decir algo más grueso, ya que hasta temo que me den la razón.
ResponderEliminarBueno, ahora que se habla tanto de constitucionalismo institucional valoro este decisión unitaria de grupos muy divergentes. Mejor eso que el "guerracivilismo" que está aflorando por parte de unos y otros extremismos y que no sabemos a donde nos puede conducir, desde luego a nada bueno.
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