Haz el amor y no la guerra |
Hace unos años viajé a Madrid y pillé un taxi desde la
estación de Atocha para ir a mi destino. El tránsito por las calles de la Villa
estaba atiborrado, más de lo normal. Me sorprendió. También me sorprendió que
el taxista fuera mujer; algo que no había visto por la tierra noble.
La taxista, muy educada,
se disculpó por cómo estaba el tránsito, cosa que también me sorprendió, pues
no es muy normal que los taxistas sean amables con el viajero por cómo está el
tránsito circulatorio; lo normal es que la emprendan contra el ayuntamiento,
los autobuses, el tranvía, los peatones, las bicicletas y los políticos en
general. Sin embargo, mi experiencia con las mujeres taxistas de Madrid (que
cada vez hay más), es muy positiva, por su sencillez, amabilidad y simpatía;
todo lo contrario que las guardias municipales que regulan el tráfico en esa
urbe anárquica que es Madrid que suelen ser autoritarias, broncas y
antipáticas; claro que “cada uno cuenta la feria como le va”.
La mujer taxista me dijo que era el Dia del Orgullo Gay, y
por eso estaba así la calle; intransitable. Intentando conciliar con ella y solidarizándome
un poco hipócritamente con su trabajo, empecé a decir que pobres taxistas de
Madrid; cuando no son los mineros de toda España a cortar Madrid, son los
agricultores con sus reivindicaciones tirando frutas; cuando no los ganaderos
soltando cabras, y ahora los gais con sus plumas y sus carrozas; no me extraña
que estéis hasta las narices -le dije-, que va -me contestó-; ojalá fueran
todos los días del orgullo gay o de lo que fuera; vienen doble de gente
forastera que necesita un taxi porque no saben andar por Madrid ni conocen el
metro o los autobuses (como me pasa a mi), más clientes para los taxis, para
las fondas, los bares, los restaurantes, los hoteles, las discotecas…, hasta
ese día creía que la gente de Madrid estaba harta de tanta manifestación, de
tanto congreso, de tanto ruido; si que lo estaba alguna gente; quienes tienen
que desplazarse para ir al trabajo en talleres u oficinas, más algunos
intelectuales aguafiestas que se quejan de todo porque viven de criticar la
actualidad. Pero estos acontecimientos, y el Dia del Orgullo Gay, sobre todo,
resulta que son una fuente de productividad y economía.
Hasta entonces, yo creía que el Día del Orgullo Gay podría triunfar
en Barcelona que son muy así; o sea, que les importa todo poco con tal de que
sea negocio, pero nunca al castizo Madrid. Pero no, los madrileños solo se diferencian
de los de Barcelona en que hablan bien y los de Barcelona tienen esa manía de
hablar tan rara que no se les entiende.
Por lo demás, iguales, aunque luego no se puedan ver entre si. Si a
los taxistas de una ciudad, que son el principal poder factico mediático, les
parece bien lo del Día del Orgullo Gay, no hay más que hablar. Si la alcaldesa
Carmena quiere que hablen bien de ella, que se lleve bien con los taxistas de
su ciudad (perdón, villa). Que aproveche ahora que cada vez hay más mujeres
jóvenes taxistas y, según me han dicho, más gais ya en el gremio que entre los cómicos
de la farándula y los políticos de profesión (también del PP, aunque se les
note menos porque no les va las plumas).
Comentario de "traso" en el "Periódico de Aragón"... Banderas arcoiris en Madrid...
Comentario de "traso" en el "Periódico de Aragón"... Banderas arcoiris en Madrid...
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