Esto de las enfermedades
de la información son un inconveniente; desde el siglo XV que apareció la
imprenta, comenzaron los problemas con la adiccione a las comunicaciones. Bien
es verdad que con la invención de la rueda ya se empezó a contaminar todo de
tanto ir de aquí para allá pues la gente estaba más que informada, luego con las palomas mensajeras se manchaba el
medio ambiente, pero fue la imprenta la causa de nuestros males modernos.
Don Quijote de la
Mancha se volvió loco de tanto leer y le tuvieron que quemar los libros para
curarle aunque, el pobre, ya no tuvo remedio en su enfermedad y murió algo
aturdido aunque reconociendo su locura. Por culpa del leer apareció la Reforma
Protestante porque todos querían leer la biblia y no solo los curas (y en su
lengua), no en latín que no lo entendía más que el clero, y se desarrolló la
burguesía en los países que más leían y con ellos la banca que ya no nos da
comisiones por quedarse nuestra nómina y tener nuestros ahorros. Luego llegó la
“Ilustración” con la prensa y por culpa de ella la “Revolución Francesa” y, al
poco, el “Manifiesto Comunista” que creo que solo lo leo yo, pero que se leyó
mucho en el pasado e hizo mucho mal.
El telégrafo, que ya nadie
recuerda, contribuyó a que ahora se escriba tan mal como escriben los jóvenes,
que ahorran letras o ponen puntos como si pagaran por la cantidad que escriben.
Luego llegó la radio, que no sé porque es el único medio de comunicación que
todo el mundo alaba y nadie critica. Pero la televisión es de lo más malo que
hay, le dicen la “caja Tonta”. La gente está alienada por ella; yo no la veo
nada, salvo “El Secreto de Puente Viejo que ya no me gusta y algún partido de
fútbol, que tampoco me gustan, pero no puedo desengancharme.
Ahora le ha llegado el
turno a Internet y somos ya la mayoría “Internautas”, es decir, que navegamos
por el “interespacio”; por ejemplo, yo puedo estar en Zaragoza y en Samper al
mismo tiempo o viceversa. Mi vecino de planta me llamó el otro día y me presento
a su prima hermana que está en Argentina. Hola -le dije-, encantado, ya nos
veremos- ¿Ya nos veremos? Qué tontería,
si nos estamos viendo y en directo. Esto no es normal; es magia, magia negra
sin duda. Los más afectados son nuestros niños y adolescentes según la prensa, que
no deberíamos leer ni la deportiva (que ya solo sale corrupción también y
desastres de nuestros equipos)
Por eso se han reunido los
expertos sicólogos y siquiatras que son los exorcistas modernos para ver que
hacen con esta epidemia que hace que muchos adolescentes no sepan separarse de
su ordenador, y los padres que no saben qué hacer para que no estén todo el día
y parte de la noche “dale que te pego” con la computadora o los celulares, que
dicen los latinoamericanos.
Y, ¿porque no prueban
quitándoles el ordenador y mandandoles a la cama o se les echa a la calle a que
se despejen aunque sea dándole al botellón? O a que hagan la cama y limpien un
poco la casa, o que se hagan la comida. Es que, hagan lo que hagan nuestros
jóvenes, no estamos contentos con nada; si salen, porque salen; si se quedan en
casa, porque se quedan en casa; si se casan, porque se casan; si no se casan, porque se quedan solteros; si trabajan, porque se independizan; si no trabajan,
porque no se van de casa.
No quisiera ser
adolescente en esta época. En nuestros tiempos nuestros padres nos comprendían
y nos decían lo que teníamos que hacer. Éramos nosotros los que no
comprendíamos a ellos y por eso nos entraba la angustia vital y el síndrome de
irnos de casa cuanto antes mejor. Pero es que ahora no comprendemos tampoco a
nuestros hijos, y a ellos les da igual. Esto es muy frustrante, y mira que
hemos sido la generación más avispada de la historia, aunque yo (será que no
tengo hijos) les dejaría a su aire, que se espabilen, que se queden jugando con
el ordenador y los “viejos” nos vamos de marcha. Ya se apañarán. Los expertos
como sean como los de la economía y la política, no lo van a arreglar.
De momento ya ha surgido
una nueva enfermedad o patología que, como es lógico, con los recortes, no la
cubrirá “El Salud”. Así que vamos apañados; más gastos para los padres y
veremos si se quieren curar, porque en las enfermedades adictivas lo más
importante es que el afectado ponga de su parte; primero que reconozca que es
dependiente del ordenador, después que acepte el programa de desintoxicación y
después que aprendan a adaptarse a la calle, a tratar a la gente en persona y
en el bar pero sin estrapalucio para que puedan hablar. Muy difícil; hasta yo
que entré en esto del ordenador de mayor, me está costando deshabituarme; ya me
sabe malo que me llamen a casa para ir a tomar una cerveza porque estoy
chafardeando por Internet.
¡No quisiera volverme loco
de la navegación virtual! pero quien sabe, ¿a lo peor ya lo soy?
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