lunes, 4 de enero de 2016

Charrada. La pedantería de los que escribimos y la llaneza de los reyes de Oriente

Gente sencilla
          Pedante, según el diccionario, “es la persona que presume de manera inoportuna de poseer muchos conocimientos o hacer creer que los tiene”. No confundir con enteradillo, que es la persona que presume de no tener conocimientos pero siempre sabe más que tú, conoce todos los oficios y es un “manitas”; sabe también como arreglar España y cuando ve un partido de fútbol por la televisión está constantemente gritando a los jugadores de su propio equipo como si fuera su entrenador. Yo soy algo de las dos cosas, pero poco; me viene de familia. Ya mi tia María, “la Roquilla”, con la que me crie, que era analfabeta y muy humilde en casi todo, me decía muchas veces “si supiá letras, con lo lista que soy, ¿ande hubiá llegaú yo?”. Más o menos a donde ha llegado su sobrino, pienso yo.

          Pedante suele estar unido a pijo; como esos que vienen al pueblo a enseñar a los que residen en él todos los días, creyendo que los de pueblo son rústicos retrasados; sin embargo ellos tendrían que hacer un cursillo para saber lo que es un rastrillo, una femera, una jada, una forgacha o un fencejo, o si las higas y los higotes son del mismo o de otro árbol; saber también si los pollos se troquelan en una prensa o los pare así ya la culeca, o cualo fue antes, si el huevo o la gallina. Los que nos hemos criado en el pueblo sabemos todo eso y más. Nunca podemos saber el futuro que nos aguarda, que igual es ese, tal y como se están poniendo las cosas. 
          Lo que yo nunca supe, es como fecundaba el gallo a la gallina, y no es porque no lo intentara saber, más que nada por hacerme una idea de cómo se hacen esas cosas. Todos los días iba al corral a echarle el “prenso” al tocino y a las gallinas; “rosau” por las mañanas” y por la tarde panizo o cebada. A día de hoy, si no fuera por revistas científicas como “Muy Interesante” y “Año Cero”, a las que me aficione con devoción aviesa, seguiría sin saberlo.
          Una cosa de la que presumo es de saber mucho de política; después de unas elecciones, siempre sabía yo como iban a quedar, pero esta última vez me equivoque de raso. Creía que el PSOE sería el más votado, que el PP sería el segundo, que Ciudadanos sería el tercero o, incluso, el segundo; que Podemos sacaría algún diputado menos de los que ha sacado y que IU y sus socios sacaría cinco o seis. Solo acerté con UPyD y Piratas, que no sé quiénes son. Estoy convencido que la gente, o sea, la ciudadanía, no sabe votar. Lo mismo que yo piensan la mayoría de los partidos que siguen sin comprender porque no les han votado a ellos masivamente, pues eran los mejores con diferencia de los demás ¡O sea, que estoy en lo cierto!
          Aparte de política, de sexo y de fútbol, que estoy muy puesto al día, de otras cosas poco puedo opinar. Iba a escribir sobre los Reyes Magos, pero parece que esto ya está desfasado con tanto Papa Noel y otras americanadas; además, hace tiempo que no me traen nada ni me saludan, así que no sé qué decir de ellos. Supongo que todavía van a adorar al niño Jesús a la iglesia, si es que ya está arreglada, pero pararán en el Ayuntamiento del pueblo para firmar como que han estado, para que les paguen las dietas; así que, cuando pasen por Samper, iré a recibirlos y si me dejan les haré una foto, aunque creo que no hará falta porque Antonio Zapater, tiene la exclusiva.





Parece ser que aprovechando que son reyes y magos, les van a pedir que conformen gobierno en España (y Cataluña), para no tener que repetir las elecciones que pueden salir más complicadas todavía.



          Me parece, que los Reyes, todavía vienen en tren; mientras pare en Samper..., que el día que no nos pare el tren igual deciden ya no venir por el pueblo.
          Pero seamos optimistas; que el pueblo aguanta todavía con siete concejales. Esto es como el Real Zaragoza/ el equipo de Aragón/ que aunque pierde y nunca gana/ Zaragoza campeón.
          Felices Reyes y 2016.



FELIZ DÍA DE REYES:LAS ABARCAS DESIERTAS

Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.


Y encontraban los días,
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.

Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.


Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río,
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.


Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.


Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.


Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.


Toda la gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.


Rabié de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y un mundo de miel.


Por el cinco de enero,
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.


Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas.


Miguel Hernández
     

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