domingo, 10 de mayo de 2015

ArtiCulo. ¡Cuidado con lo que se come y los medicamentos que se toman estos días de Santa Quiteria!



          Un estudio de la Universidad de Ohio en concordancia con una investigación anterior, apunta a que la ingesta de paracetamol podía repercutir a la hora de afrontar las emociones.
          El primer estudio se realizó sobre unas ochenta personas: a la mitad de ellas se les dio un gramo del analgésico mientras que a los restantes se les entregó un placebo poco antes de ser sometidas a una sesión de fotografías afectivas. Estas incluían desde fotos de extrema dureza hasta las que generan mayor sensibilidad.

          El primer grupo se mostró mucho más reacio a dejarse llevar por las emociones siendo unos 5,85 frente a los 6.75 que consumieron el placebo.
          La realidad no es otra que la de confirmar que la ingesta de paracetamol afecta considerablemente a las emociones de una persona, aunque aún no existe una explicación científica que lo demuestre. Ahora entiendo como desde que empecé a consumir  este medicamento para el dolor de muelas y las jaquecas, me he ido volviendo más frio y calculador; yo lo atribuía a la madurez, pero parece que no.
          Un amigo mío que se empeña en que no coma hidratos de carbono, aunque no soy diabético, me ha dado una fotocopia de un artículo en la que se dice que la leche produce cáncer. Le digo que gracias a la leche de vaca crecí algo, porque me quedaba a poco más de un metro y con la leche de los americanos y el cola-cao, me estiré un poco (lo cual no ha evitado que sea antiamericano del norte). Desagradecido que es uno. Por cierto, la carne a la brasa y el pan socarrado también producen cáncer. Lo deben saber ustedes para no hacer naderías estas fiestas de Santa Quiteria en la que tan propensos somos a encender braseros para asar ternasco y panceta o papada de tocino.
          Ya en tiempos sufrimos la tontada aquella de que la grasa del jamón era mala y producía colesterol; ahora lo sigue produciendo, pero sabemos que es del colesterol bueno, no del malo, que eso solo lo producen las grasas de perniles malos o de “comida basura”; o sea, la comida de pobres. También decían que los huevos afectaban al hígado, pero lo que afecta al hígado es no comer nada, que lo deja sin reservas y empieza a protestar y a chupar de los demás órganos del cuerpo para no debilitarse y poder mantenerse, pues es el principal y más vital órgano del organismo humano.
          Lo del aceite de oliva ya era estafa de categoría superior y una tomadura de pelo de los yanquis que nos lo cambiaban por aceites refinados (que sin refinar serían incomestibles) y sin vitaminas ni nada. O los piensos aquellos que hacían con guano, ciemo o desechos animales, que parece que ya no los hacen, y menos desde lo de las “vacas locas”.
         Actualmente el enfrentamiento está entre el azúcar y los edulcorantes. No sabemos si todo eso es malo en su conjunto o es una guerra económica entre multinacionales. De momento voy a dejar los edulcorantes.
          Otra persona que me aprecia me dice que no coma nada que lleve trigo, porque el cuerpo humano no esta adaptado a los granos de este cereal que solo se puede comer modificándolo, es decir, moliéndolo, amasándolo, fermentándolo y cociéndolo; por eso es un producto químico y produce alergias, intolerancias, cáncer también, etc. ¿Y el maíz, que lo comemos desde hace menos tiempo?, desde que se descubrieron las indias de América, ¿porque apenas produce intolerancia a los seres europeos? ¿Por qué a mí me producen alergia las almendras y las castañas, si es el producto natural que comemos desde que éramos monos? ¿No vendré de los monos yo?
          Creo que el problema está en que, a lo mejor, comemos mucho de todo, pero con todos los que hablo, aunque estén gordos y gordas, me dicen que no comen nada para estar tan gordos. Recuerdo que el viejo practicante (y barbero) que teníamos en Samper, don Gregorio, o tio Gregorio, como le llamábamos algunos, nos decía que nadie está gordo sin comer. Pero en estos momentos, tanto la ciencia, la pseudociencia, como la gente del común aceptan esta teoría de que nos engordamos sin comer, y luego está esa otra que dice que se puede perder comiendo. Asi que van por ahí perdiendo kilos sin dejar de comer ni pasar hambre, que no sé cómo lo hacen. Yo no lo consigo y mira que pongo voluntad en perder comiendo y sin pasar hambre.
          Estas fiestas y feria de Santa Quiteria seguiré comiendo de todo, incluido el ternasco a la brasa y las judías con conejo aunque den flatulencia (y ojo con la carne del conejo, que como la del perro, la del tejón o la del zorro, son carnes infecundas que pueden producir cáncer también).
          Después de encomendarme a la Santa y pasadas las fiestas, intentaré perder de nuevo. Sin pasar hambre.

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