miércoles, 8 de octubre de 2014

Charrada. El Ébola, la prevención sanitaria y la histeria colectiva.



Estoy recibiendo correos, guasares y facebookes sobre el Ébola y no me aclaro; unos me dicen que no hay que matar al perro, otros que los animales no lo trasmiten pero lo “pegan”, así que hay que matarlo, que para los “animalistas” es como un asesinato. 

Mucha gente quiere que el país se ponga en cuarentena y si ven a un negro en un ambulatorio se van a sus casas por si tiene el Ébola (el negro), y se acusa a la emigración del contagio. La gestión del gobierno es fatal porque coincide además con la desmantelación de la Sanidad Pública, pero se acusa muchas veces con subjetividad por personas que no tienen conocimientos científicos.
Los partidarios de las “teorías de la conspiración” acusan a EE.UU de que se les ha escapado un virus de un laboratorio clandestino o lo echaron al aire para reducir la población mundial, que ahora con las nuevas tegnologias ya no se necesitan tantos jornaleros, o le echan la culpa a los “Illuminati”, mientras un curandero catalán, que lo cura todo con una yerba que el cultiva (posiblemente maría), dice que hace décadas que en África, unos chamanes, ya lo curan con esa yerba y no se qué de cloro, posiblemente lejía, pero los han encarcelado por culpa de las multinacionales.
La prensa de la oposición le echa la culpa al PP, y la que apoya al gobierno central y al de la Comunidad de Madrid, pide resignación, “que se están haciendo las cosas bien”. Resignación cristiana piden algunos sectores de la iglesia y no faltan quienes le echa la culpa a la permisividad sexual y a la multiculturalidad (o sea, a Zapatero).
No se si los nacionalistas catalanes tendrán algo que ver en esto, aunque creo que no. Yo voy a rezar a mi Ángel de la Guarda, que es en el único que creo, ni siquiera en el dios que lo creó, que creó también al demonio y no es de fiar.
Espero que todo se resuelva y funcione todavía la OMS, si es que no se ha corrompido ya como dicen los pesimistas, y triunfe la racionalidad social frente al irracionalismo colectivo.

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