Juan Pellicer haciendose el cojo para poder pedir en el Pilar |
Si el “Milagro de Calanda”
se hubiera producido en estos días en vez de hace 373 años y Juan Pellicer
quisiera legitimar la verificación de los hechos ningún médico por muy pío que
fuera certificaría, sin hacer el ridículo entre su profesión, que le salió la
pierna como si fuera una sargantana a la que se le reconstruyen algunos
miembros amputados.
Los milagros existen; no obstante un milagro es un hecho extraordinario que acontece cuando un defecto o enfermedad desahuciada por la ciencia ordinaria de ese momento, se cura de manera inexplicable y se le atribuye a la fe (la que sea).
Pero el hecho en sí no debe
ser “contra natura o la razón"; un tisico se puede curar; un lisiado se puede curar, a un
ciego le puede volver la vista, un loco o loca puede sanar de su locura por su
fe. Incluso un presunto fallecido reciente puede “resucitar”, como le ocurrió a
Lázaro el de los evangelios.
Eso lo sabía muy bien la
Iglesia de los primeros tiempos y no pudo resistirse a la tentación de
manipular estas cuestiones animada por la popularidad que le producían estas
cosas, algunas de ellas, seguramente, con base real, porque los primeros
cristianos tenían mucha fe y entre ellos había gente muy capacitada en la taumaturgia.
Pero con el tiempo a la
Iglesia se le fue el tema de las manos y ya no solo se producirían milagros
reales o supuestos pero razonables. Con el tiempo empezaron a salir cristianos
que andaban sin cabeza y luego se la ponían como si se hubieran operado en la
MAZ (hasta ahora solo han injertado manos amputadas muy recientes y conservadas
en Hielo), a resucitar muertos enterrados hacía décadas o jornaleros como
Juan Pellicer que le creció un miembro amputado hacía ya tres años; miembro
que, supuestamente, se había enterrado y tenía que estar más corrompido que
nuestra clase dirigente actual.
Si Juan Pellicer hubiera
vivido ahora y va con el cuento de que le salió la pierna, la Seguridad Social
le habría hecho devolver todo lo cobrado por baja e incapacidad; Hacienda le
habría multado por fraude y la Iglesia “se habría llamado andana”.
¡No habría milagro! por más
notario que llevara o aunque un cirujano de Samper hubiera testificado a su favor
como se dice que testificó en los documentos que se guardan.
¡Que ahora no es como en el
“Siglo de Oro”, que ahora hay mucha más burocracia! Aunque sigue existiendo la misma picaresca españolísima, pero tendría que cambiar el método y un modelo mas adecuado a estos tiempos.
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