jueves, 20 de junio de 2024

Charrada. En Samper ni todo magra ni todo blanco; todo es entreverado.

En una sociedad tan confrontada en asuntos políticos como la española la tentación que le da a uno es la de no significarse; don Francisco Franco Bahamonde, que a veces era ocurrente, decía aquello de “Haga como yo, no se meta en política”.

La gente de derechas es la que menos se mete en política; hasta hace poco. Ahora son los de izquierdas quienes parecen avergonzarse. Pero todo el mundo es político; por acción o por omisión, de la misma manera que todos pecamos por pensamiento, palabra u obra, aunque la del pensamiento no se vea. Cuando me confesé por primera vez, al salir del confesionario vi a una buena moza y pequé de pensamiento a pesar de que todavía no estaba maduro sexualmente (aún no he madurado del todo), así que volví a confesarme porque en pecado no podía hacer la primera comunión. Pero el cura, que era muy moderno (mosén Luis “el Largo”), me dijo que no me preocupara que era algo normal. Tambien fui a robar frutas a un huerto con mi amigo Domingo Lorea, que se reía de mis escrúpulos mojigatos. No fui a confesarme otra vez porque me daba vergüenza que mosén Luis me mandara a hacer puñetas (muy educado, eso sí, porque era muy educado).

Si entramos en las redes para analizar cómo ha quedado la barbacana y dar nuestra opinión, es difícil sustraernos a la opinión general que tenemos del alcalde de Samper o de la mayoría del ayuntamiento. Pero no nos escandalicemos, eso es normal. Lo que no debería ser normal es que no seamos conscientes de ello, que no admitamos que nuestra objetividad esté contagiada por nuestros prejuicios. Por cierto, a mí me gusta la barbacana como ha quedado, ignoro muchos aspectos técnicos; me dicen que hay problemas de desguace de agua cuando llueve y que puede afectar a calles y casas contiguas, etc., pero como no soy ingeniero ni los conozco no opino sobre ello, simplemente anoto algo que he oído; también reconozco que soy algo chafardero. Me encanta ser chafardero, aunque también me da algo de vergüenza significarme públicamente, sobre todo, por lo que he escrito más arriba; si te significas, pierdes amigos, pero gano lectores en mi blog y, aunque no cobro nada por ello, aumenta mi ego que ya es de las pocas cosas que espero que me aumente, además de la pensión y de la tensión arterial (esta última la controlo). De otras cosas ni están ni espero que me aumenten.

A veces he dicho que los creadores de opinión están muy escandalizados por el nivel de confrontación que hay en España. Yo no. Creo que hay muy mala leche y falta educación, en todo caso lo que hay (no siempre, afortunadamente), es un bajo nivel de expresar esa libertad. En la dictadura no había libertad. Ahora mucha gente dice que no hay libertad y sin embargo dice las mayores burradas, insultan a los que gobiernan y cada vez se significan más sin que les pase nada. No saben lo que era no tener libertad de expresión porque quizá en ese sistema de dictadura real se sentían cómodos. Pero también, los que nos consideramos demócratas, tenemos que saber que, en democracia, “cada palo debe aguantar su vela” y joderse cuando le toca; lo que deben hacer quienes tienen cargos institucionales (los de la oposición también), es aprender a aceptar las críticas, dar explicaciones convincentes, abrirse a la sociedad que representa, y si tienen cargos ejecutivos, a toda, no solo a la que le ha votado, porque ya representan a toda, no solo a los que les han votado, y no se dejen seducir por los que “le bailan el agua”, que esos abandonan al líder cuando caen en decadencia y si no vean a los dirigentes de ERC que quieren echar a los que se han jugado la cabeza por la militancia. Eso pasa en todos los partidos, que nadie se haga ilusiones.

Así es la política; yo ya he dicho por algún sitio de las “redes sociales” que la barbacana terminara convirtiéndose en un parquin para coches. Es una pena, pero esto será también lo que quiere la gente; es el signo de los tiempos; aparcar coches por todos las plazas, callejas y callejones para parecernos a la gran ciudad, aunque sea solo en esto, y el ayuntamiento, al final, hace lo que más quiere la gente. Porque si una opción política, en democracia, no hace lo que quiere la mayoría no le votan. Es la demagogia, que solo existe en democracia. En una dictadura no hay demagogia; no puede haberla. Ya lo decían antiguos filósofos creo que griegos, aunque no estoy seguro porque no he estudiado más que el catecismo y la Historia sagrada, Pero por ahí va la cosa,

Y no se corten para criticar al alcalde al que hemos votado, o no; para eso cobra, que antes no cobraban y por eso no se les podía criticar so pena de denuncia o encarcelamiento. Pero no insulten que es muy ordinario.

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