jueves, 21 de septiembre de 2023

Comentario. Siniestralidad laboral en españa

 En España la siniestralidad laboral resulta preocupante. Han fallecido en accidente laboral este año 769 personas.

La Administración y los sindicatos deben velar por el cumplimiento de las leyes, los trabajadores están obligados a tomar las medidas oportunas y las empresas a poner a disposición de sus empleados todas las herramientas necesarias para evitar tragedias.

La mayoría de los accidentes se han registrado en la construcción y otros trabajos manuales y de servicios mal retribuidos; muchos, según las inspecciones posteriores, se podrían haber evitado con las medidas de prevención adecuadas. La accidentalidad laboral y las enfermedades profesionales habían bajado mucho a partir de la aprobación del Estatuto de los trabajadores y las otras leyes de salud en el trabajo casi todas en las grandes empresas como las del carbón gracias a la presencia e implantación sindical, que culminaron con la Ley de Salud Laboral; pero en los últimos años ha ido subiendo de nuevo poco a poco la siniestralidad y alcanza cifras muy altas otra vez. La Ley de Salud Laboral “es papel mojado” y faltan inspectores; cada vez hay menos y se lo lleva todos Hacienda.

La precariedad laboral tiene que ver con ello. En el trabajo no manual, aparecen síntomas que no existían antes o no se reflejaban en las estadísticas, pero las muertes e invalideces por accidente aumentan en los trabajos manuales; siendo cada vez más frecuentes los accidentes en el itinerario al trabajo que la patronal se resiste a considerarlos accidentes de trabajo aunque las leyes laborales españoles y europeas dicen que lo son; muchos de estos accidentes son de trabajadores autónomos o por cuenta propia, bien sean autónomos de verdad o falsos autónomos.

Muchos empresarios siguen considerando los accidentes de trabajo como consecuencia inevitable de una labor, de la producción (efectos colaterales inevitables), y los trabajadores de los sectores más implicados la aceptan con resignación cristiana. Cuando los accidentes laborales se dan en sectores laborales prestigiados no se consideran “efectos colaterales” ni los afectados se resignan como ocurre con los trabajos manuales menos prestigiados (siempre ha habido clases). Lo mismo ocurre si se da en población emigrante que se les tiene en menos consideración, hay menos empatía hacia ellos por parte de la población nacional, es como si no realizaran tareas que aquí ya nadie quiere hacerlas o fueran menos personas.

Añadamos que, en España, los autónomos, las microempresas y la pequeña empresa cada vez son menos autónomas, menos independientes y la mayoría no operan en un mercado libre; son subsidiarias, dependen de las grandes empresas que han externalizado su trabajo para obtener más beneficio, y estos empresarios o supuestos empresarios se desenvuelven con una gran precariedad, escasos beneficios y están endeudados por los bancos. Cada vez tienen menos que ver con el pequeño operario tradicional por cuenta propia, taller o pequeña empresa.

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