Hay un rumor externo que apunta a precios muy subidos del aceite de oliva para la campaña de 2023, señalando cifras que se disparan hasta los 12 euros el litro e, incluso, voces que creen que el aceite de oliva llegará hasta los 15 euros por litro.
No hagan caso; sabemos que las previsiones de la cosecha de 2023 rondarán las 660.000 toneladas de aceite de oliva. Una cantidad corta, cierto, que podría mejorar ligeramente con las lluvias últimas que han caído. No obstante, insisto: no me dejaría engatusar por las ofertas de garrafas de gran formato, ni de packs de varias garrafas. Si tienes que comprar aceite, hazlo, pero no en cantidades masivas pensando que el aceite se va a poner las nubes.
En 2021, los
españoles gastamos de media 12 litros de aceite al año, de los cuales, ocho
correspondieron a aceites de oliva, si consultamos los datos que facilita el
Ministerio de Agricultura sobre Consumo Alimentario en el hogar. Teniendo en
cuenta que el tamaño medio de una familia española es de 2,5 personas, las
cuentas son fáciles: un hogar promedio consume 20 litros de aceite de oliva al
año.
Por supuesto
que hay familias más grandes y familias más pequeñas. También hay familias que
consumen más aceite (generalmente, las que tienen una renta media superior y
más edad), y familias que consumen menos. En cualquier caso, lo cierto es que
en términos totales equivaldría a menos de una botella de litro al mes. La
campaña de 2023 está a la vuelta de la esquina, siendo los primeros días de
noviembre donde empezaremos a ver de nuevo el aceite fluir.
Por eso, las
almazaras están vendiendo este aceite y las envasadoras están ahora haciendo
ofertas de aceite que llegan a los supermercados, dando salida a los pocos
excedentes que quedan de la cosecha de 2022. Es decir, están vaciando sus
almacenes de un aceite de la cosecha previa para prepararse ante la que llega
este otoño.
Con el precio
del aceite de oliva por las nubes, la OCU recomienda estas alternativas
para cocinar.
“...Digamos que estamos comprando aceite “viejo”. Esto no significa que no se pueda consumir o que no sea de calidad, pero sí es conveniente que sepamos que estaremos comprando con “descuento.
Un aceite de
la temporada previa, contrariamente a lo que se piensa, no es un producto que
permanezca inalterable en el tiempo. Si bien es cierto que las envasadoras lo
conservan en perfectas condiciones para que no pierda calidad, lo también
evidente es que no tiene sentido comprar un aceite de la cosecha pasada si no
hay necesidad de ello y, como vamos a ver a continuación, no parece una
cuestión económica.
¿Es malo? No.
¿Es de peor calidad? Tampoco. Pero es un aceite que una vez se abra y empiece a
consumir va a tener un proceso de oxidación más rápido que un aceite nuevo.
Evidentemente, es un matiz organoléptico, pero insistimos en no ver necesidad
en tener mal conservada una garrafa abierta de cinco litros de aceite de oliva
del año anterior cuando podrías resolver con un envase más pequeño el apuro
temporal.
Es sencillo
salir de cuentas: ¿cuántas veces vas al supermercado o a hacer la compra al
mes? Si tu respuesta es varias veces al mes (más de cuatro o cinco), la
realidad de necesitar un aceite de gran formato en casa es mínima y puedes
resolver tu consumo de aceite con envases más pequeños.
El aceite de
oliva está demostrando ser un producto con una demanda elástica. En términos
económicos, la demanda elástica significa que a medida que varía el precio del
bien ofertado cambia la intención de compra del consumidor.
Por tanto,
cuanto más caro está el aceite de oliva, menos gente está dispuesta a
comprarlo, prefiriendo otras alternativas más baratas como el aceite de
girasol. ¿Cómo entender esto en un escenario en el que aconsejamos no comprar
aceite como locos?
Pues es muy
sencillo: el aceite que ahora estamos tomando seguramente lo comprasen las
grandes envasadoras al productor a precios que pocas veces superaron los cinco
euros por litro (hablando de la virgen extra), pues son operaciones que se
cerraron a finales de 2022, al término de la campaña de la aceituna, tal como
se comprueba en el observatorio de precios de PoolRed (que contabiliza los
precios de salida y el número de operaciones).
Una situación
que en 2023 tiene visos de repetirse o, como máximo, aumentar ligeramente su
precio en origen por una sencilla razón: el productor necesita igualmente
vender su aceite de oliva. A ello se suma que el envasador /y la distribución),
tienen unos márgenes por los que resulta impensable que vayan a pagar 10 o 12
euros por el aceite de oliva en origen. Si eso sucediera, tendrían que
repercutir esos costes en un consumidor final que, como estamos viendo ya, no
sigue comprando aceite de oliva cuando en el supermercado supera los 10 euros
el litro.
Debido al
comportamiento elástico de la demanda del aceite, con clientes que no lo siguen
comprando cuando su precio se dispara, pensar en hipótesis en las que un
agricultor o almazara va a poner el precio del primer aceite del año en origen
muy caro (digamos ocho euros por litro), es ilógico porque eso supondrá que el
industrial de turno (tercer escalón del sector), debería venderlo más allá de
los ocho euros para seguir manteniendo su margen. Y luego llegará la gran
distribución (cuatro escalón), que también aplicaría su margen.
Por poner un
ejemplo básico de 2022 con esos datos de PoolRed en la mano, vemos que al
agricultor se le pagaban 5,25 euros por litro de aceite (en el momento más caro
de 2022, en diciembre), lo cual ya es un buen precio para el olivarero. Ahora,
de hecho, vemos que hay aceite de oliva virgen extra en el supermercado incluso
a 12 euros. Eso significa que hay un incremento de más del 200% respecto al
precio que se pudo pagar al olivarero.
Esto no
significa que los envasadores se dediquen a hacer acopio ni a acumular aceite
para elevar el precio, pues se siguen produciendo compras a almazaras, que son
las que tienen el aceite almacenado. De hecho, el éxito del industrial
envasador de aceite de oliva depende del volumen vendido y de la rotación —no
del precio—, pero sí es cierto que el precio medio anual es notablemente
inferior al precio que se están pagando por las operaciones que se están
cerrando a estas alturas del año.
La razón por
la que no creer que 2023 va a tener como precio en origen un aceite a ocho o
nueve euros es que ningún envasador va a pagar (porque el cliente final no va a
estar dispuesto a comprar en un supermercado aceite a 15 euros el litro), esa
cantidad al agricultor que, además e igualmente, es una cantidad ya de por sí
muy elevada para el precio en el campo”...
Fuente: OCU
Rafael Fructuoso, agricultor: «El precio del aceite de oliva hoy es fruto de la especulación de los embotelladores» PINCHAR AQUÍ...
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