Tal como aparece en el travesaño frontal se trata de la Z-M 4 en fecha y lugar desconocidos si bien por la casilla parece que es una zona cercana a la Puebla de Híjar. De acuerdo con Javier Fernández López, con toda probabilidad la locomotora vino ya de fábrica con cabina, o al menos techada. En cualquier caso, es una imagen curiosa e interesante porque parece que el número 4 lo habría recibido al ser adquirida por el Estado. (Museo del Ferrocarril de Cataluña).
La
llamada línea de Val de Zafán se empezó a construir por la Sociedad del
Ferrocarril de Valdezafán a San Carlos de la Rápita a finales del siglo XIX con
la finalidad de conectar las zonas mineras y agrícolas del Bajo Aragón con el
Mediterráneo, y era continuación de la inaugurada entre Zaragoza y La Puebla de
Híjar en 1879. Debería arrancar de la estación de La Puebla para alcanzar el
mar por San Carlos de la Rápita. Tras muchas vicisitudes empresariales y
administrativas, en 1887 la concesión fue asumida por la compañía de Zaragoza
al Mediterráneo que impulsó las obras de modo que en 1895 se inauguraba el
tramo de 37 km entre la Puebla y Alcañiz, donde se instalaron talleres y
depósito. El propósito era continuar de forma inmediata la construcción hacia Tortosa,
pero las pérdidas de la compañía hicieron que los avances fueron mínimos e
incluso que cesara su actividad en 1899. En esa situación el Estado se hizo
cargo de la línea sin abandonar el objetivo de llegar al mar. Los trabajos se
impulsaron mucho durante la Dictadura de Primo de Rivera, pero fue durante la
Guerra Civil cuando la línea se completó a toda velocidad por razones
estratégicas trabajando en ello un gran número de presos republicanos y
registrándose muchas bajas. De este modo, en 1941, se inauguró la línea hasta Tortosa,
aunque nunca llegó a alcanzar el mar, si bien la explanación llegó a realizarse
hasta el final.
Para
los trabajos de construcción del tramo entre Samper de Calanda y Alcañiz los
contratistas adquirieron una pequeña locomotora de caldera vertical que, tras
pasar al Zaragoza al Mediterráneo y luego al Estado, finalmente llegó a RENFE.
Trabajó durante muchos años en los talleres del Clot y quedó finalmente
preservada en el Museo de Vilanova. A ella va dedicada esta entrada.
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