domingo, 2 de junio de 2019

Comentario. ¿Deben cobrar sueldo los alcaldes y concejales?

Bastón de mando

Los alcaldes si, según la dedicación que tengan. En localidades grandes también algún concejal. Para mí no cabe duda. Ya sé que es ir contracorriente de la moda populista y demagoga que dice que los políticos no deben cobrar o, en todo caso, vivir como los ermitaños y haciendo ayuno como hacía Gandhi que era un político irrepetible y más flaco que el caballo de don Quijote. Sin sueldo o con menos que cuando trabajaban, al menos quienes se dedican en exclusividad o parte, no llegaremos a tener políticos en las instituciones elegidos por el pueblo o ciudadanía. A los políticos los volverán a elegir los caciques como en la Restauración, en las dictaduras oligárquicas o en las tiranías, que suelen ser, no obstante, bien retribuidos de manera directa o indirecta.

Cada vez, poco a poco, cuesta más encontrar personas que quieran presentarse a alcaldes y concejales, sobre todo en los pueblos, porque no cobran nada o una miseria por dedicación parcial o total al ayuntamiento. Si se sigue así, dentro de unos años, habrá que elegirlos por sorteo, pero la inmensa mayoría hará “objeción de conciencia”, no tendrá interés por su trabajo, porque no le sale rentable y solo le da disgustos. Que se ponga cada uno la mano en el pecho y reflexione (que no está mal hacerlo de vez en cuando); la inmensa mayoría de concejales, alcaldes, consejeros comarcales y diputados provinciales de Aragón de todas las fuerzas políticas, no son los más vagos del pueblo, de la comarca o de la provincia, ni los más mediocres o tontos de entre sus habitantes. Hay de todo, claro; pero la inquina que se les tiene a casi todos les viene de los que no son de su partido, por perjuicios personales o diferencias políticas sectarias muchas veces, más que por otra cosa.
Ahora que la “España vacía” y “el Teruel que todavía existe”, reclama con sus reivindicaciones, es hora de poner en valor los líderes locales que son nuestros verdaderos representantes y los que hacen que, con todas las dificultades que tenemos y a los que ellos se enfrentan, son quienes pueden sacar de la decadencia a nuestros pueblos y comarcas. Sin ellos (y ellas por supuesto), no tenemos solución y nuestras localidades morirán definitivamente. Con ellos aun podríamos tener futuro.
Esto no es incompatible con tener una posición crítica contra el clientelismo y el nepotismo, y también contra la corrupción, aunque en los pueblos esta última es muy pequeña. La aversión hacia los políticos y la política ha surgido siempre de mentes reaccionarias y contrarias al progreso de la sociedad, incluso, cuando han surgido de corrientes libertarias o populistas de izquierda.

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