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Bastón de mando |
Los alcaldes si,
según la dedicación que tengan. En localidades grandes también algún concejal. Para
mí no cabe duda. Ya sé que es ir contracorriente de la moda populista y
demagoga que dice que los políticos no deben cobrar o, en todo caso, vivir como
los ermitaños y haciendo ayuno como hacía Gandhi que era un político
irrepetible y más flaco que el caballo de don Quijote. Sin sueldo o con menos que cuando trabajaban, al menos
quienes se dedican en exclusividad o parte, no llegaremos a tener políticos en
las instituciones elegidos por el pueblo o ciudadanía. A los políticos los volverán
a elegir los caciques como en la Restauración, en las dictaduras oligárquicas o
en las tiranías, que suelen ser, no obstante, bien retribuidos de manera
directa o indirecta.
Cada vez, poco a
poco, cuesta más encontrar personas que quieran presentarse a alcaldes y
concejales, sobre todo en los pueblos, porque no cobran nada o una miseria por
dedicación parcial o total al ayuntamiento. Si se sigue así, dentro de unos
años, habrá que elegirlos por sorteo, pero la inmensa mayoría hará “objeción de
conciencia”, no tendrá interés por su trabajo, porque no le sale rentable y solo le da
disgustos. Que se ponga cada uno la mano en el pecho y reflexione (que no está
mal hacerlo de vez en cuando); la inmensa mayoría de concejales, alcaldes,
consejeros comarcales y diputados provinciales de Aragón de todas las fuerzas
políticas, no son los más vagos del pueblo, de la comarca o de la provincia, ni
los más mediocres o tontos de entre sus habitantes. Hay de todo, claro; pero la
inquina que se les tiene a casi todos les viene de los que no son de su partido,
por perjuicios personales o diferencias políticas sectarias muchas veces, más que
por otra cosa.
Ahora que la
“España vacía” y “el Teruel que todavía existe”, reclama con sus
reivindicaciones, es hora de poner en valor los líderes locales que son
nuestros verdaderos representantes y los que hacen que, con todas las
dificultades que tenemos y a los que ellos se enfrentan, son quienes pueden
sacar de la decadencia a nuestros pueblos y comarcas. Sin ellos (y ellas por
supuesto), no tenemos solución y nuestras localidades morirán definitivamente.
Con ellos aun podríamos tener futuro.
Esto no es
incompatible con tener una posición crítica contra el clientelismo y el nepotismo,
y también contra la corrupción, aunque en los pueblos esta última es muy
pequeña. La aversión hacia los políticos y la política ha surgido siempre de
mentes reaccionarias y contrarias al progreso de la sociedad, incluso, cuando
han surgido de corrientes libertarias o populistas de izquierda.
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