LA
HUERTA DE SAMPER DE CALANDA
CONDICIONANTES Y ANTECEDENTES
Por Miguel García Fandos
Samper de Calanda y la
huerta que ha hecho posible su existencia, está situado en la parte
baja de la cuenca del río Martín, río que además de tener
caudales muy irregulares y escasos sobre todo en verano, ha estado
sometido por poblaciones situadas aguas arriba a un aprovechamiento
del agua para el riego, todo lo exahustivo que ha estado a su
alcance. Vamos, que si a Samper, o por mejor decir a las azudes que
desvían el agua del río para regar en Samper, ha llegado agua, ha
sido por que los de arriba no han podido aprovecharla.
Para
entender el sistema de riegos del Bajo Martín hay que tener en
cuenta que aunque en sus períodos más secos, el azud de una
acequia tome toda el agua del río, cientos de metros más abajo el
río se realimenta con pequeños caudales que proporcionan
manantiales del propio río y, esto es muy importante en estos
sistemas de riego tradicionales, por las “agotaduras”
de los regadíos de arriba, el agua que por la imperfección de los
sistemas de riegos se escapa de los “paraderos”,
que
sobra o que mas o menos rápidamente se filtra de las parcelas, aguas
que lógicamente realimentan otras acequias aguas abajo o al propio
río. Las agotaduras
han sido muy importantes en estos regadíos tradicionales, buena
parte de la complejidad del sistema de riegos de Samper, estriba en
las medidas tomadas para optimizar el aprovechamiento de esas
agotaduras.
Esto explica que en los aproximadamente 6 Km. de río
que separan el azud de la acequia Vieja en Híjar, hasta el puente de
la Torica en Samper, nos encontramos otros tantos azudes que más que
extraer, exprimen, el agua del río para alimentar acequias más o
menos grandes a las dos orillas del mismo:
-Por la derecha, la acequia Vieja, que es la más
importante de las acequias que riegan en Samper de Calanda.
-Por
la izquierda, la de Pompeya, que también recoge las agotaduras
de
la acequia de Gaén en Hijar
-Por la derecha, la Acequieta, que recibe las agotaduras
de la acequia Vieja.
-Por la izquierda, la acequia del Rey, que recibe la
agotaduras de la de Pompeya.
-Por al izquierda la de Jatiel, que recibe agotaduras de
las acequias del Rey y Pompeya
-Por la derecha, la hijuela de la Dovería. (Como ya se
ha dicho, esta pequeña acequia con su azud se dejaron perder con la
puesta en servicio del pantano de Cueva Foradada)
-Por la derecha, la hijuela del Camino de Zaragoza que
recibe las agotaduras de
la Acequieta.
Todas
ellas en ocasiones, llegaban a desviar el agua del río10
que se había realimentado desde el azud de la acequia anterior, y
por supuesto recoger las agotaduras de las acequias de arriba.
Evidentemente,
nuestros antepasados no habían dejado de aprovechar al máximo, con
los recursos técnicos que ellos tenían, las posibilidades de riegos
con el agua del río Martín. Se puede observar el esfuerzo que se ha
hecho, para ampliar la zona regable en los añadidos
y
caños2
de
Pompeya, a la izquierda del río, o en las Paradas
Altas
del la acequia Vieja a la derecha, que como se ha dicho, y veremos
más adelante tenían un derecho de riego restringido. Y por
supuesto, al mismo tiempo que se ampliaba la zona regable, no se
descuidaba el mantenimiento de las hijuelas, pequeñas acequias que
con lo que pudiera manar en el río y las agotaduras de la huerta de
arriba, aseguraban el riego frecuente a las valiosas parcelas,
siempre contiguas al río, a las que podía llevarse el agua de la
hijuela.
Estas
tierras de “agua segura”, en las que poder regar a voluntad sin
necesidad de esperar adores que tardaban en llegar, eran la plenitud
de la huerta de Samper.
Naturalmente
dentro de las zonas regables, que se habían ampliado a lo largo de
siglos, había grandes diferencias en la calidad de la tierra como en
la posibilidad de disponer de agua de riego, de hecho, el agua
razonablemente asegurada para el riego solamente lo tenían las
tierras más próximas al río, en el resto, el riego estaría
limitado a los cultivos de invierno y a algún riego de verano si la
climatología acompañaba. Así, en la huerta alta3,
que además de tener el riego más difícil son tierras de peor
calidad, el cultivo principal ha sido el olivo, que aguanta en el
secano, y siempre agradece que se le de algún riego. De hecho en
esa la huerta alta, de riego difícil, los olivos solían estar en
los ribazos o muy claros en el campo, lo que permitía cultivar
también, en la misma parcela, cereales de invierno, o incluso
cultivos de verano en años buenos. Por el contrario, los preciados
sotos4,
de más fácil riego y mejor tierra, se dedicaban preferentemente a
patatas, frutas y hortalizas destinadas al consumo humano.
Los
mayores recordaran lo que fue la huerta en su plenitud, que yo
señalaría entre los años 1930 y 1960, con el paréntesis de la
guerra civil y de la posguera que afectó a todos y a todo. En 1930
entró en servicio el pantano de Oliete5
que amplió muy considerablemente la posibilidad de dar más riegos
de verano, permitiendo más abundantes y variadas cosechas. En 1960
ya se mostraba irreversible la mecanización agraria , la devaluación
de la agricultura y la emigración de los pueblos a las ciudades.
Viendo la huerta actual, o mejor imaginando lo que fue
la huerta de Samper de Calanda en su plenitud, uno no puede dejar de
plantearse cuales fueron los orígenes, cuándo y por dónde se
empezó a regar en lo que hoy es Samper de Calanda. Es tradición que
los riegos de la otra parte del río, de la acequia de Pompeya son
más antiguos que los de la acequia Vieja.
“... la acequia de
Pompea. Dice Pasamán que, según contaban los abuelos, esta acequia
era la más antigua de todas (de tiempos de los moros), y por los
datos que manejo, tenían razón.”6
De cualquier manera está acreditado que esa referencia
al “tiempo de los moros”, se usa en esta tierra para señalar
que una cosa es lo más antiguo que se concibe. Así, no muy lejos de
Samper de Calanda, en Fabara, está la que llamaban “Casa de los
Moros” que resultó ser un mausoleo romano, o sea, muy anterior a
“los moros”. Lo mismo puede decirse de la “Pared de los Moros”
en Muniesa, que también está acreditada como una presa romana.
Otro autor alude al posible origen romano del nombre de
“Pompeya” que además de ser el nombre de una acequia es el
nombre de un yacimiento íbero parcialmente investigado.
“De entonces debe
venir el nombre de Pompeya en Samper (que citamos arriba), como
otras fundaciones que hizo en España e.g.
Pompilona>
Pamplona, el gran Pompeyo; si bien la cerámica del yacimiento de
Pompeya debe ser anterior. Pudo bien sobre sus ruinas anteriores
fundar Pompeya a la que diera su nombre.”7
No podré asegurar cual sería el origen de los riegos
en Samper de Calanda, pero obras hidraúlicas dejaron los romanos en
nuestro entorno de más enjundia que la acequia de Pompeya, como la
presa de Almonacid de la Cuba. Viendo la orografía del terreno, que
no creo que haya cambiado mucho en los dos milenios últimos, está
claro que debió ser más fácil construir la acequia de Pompeya, a
la izquierda del río, que la acequia Vieja a la derecha, que
necesita de dos caños para atravesar sendos cabezos antes de llegar
a Samper. También es verdad que el esfuerzo necesario para construir
la acequia Vieja fue rentable puesto que se puede regar muchísima
más superficie de la que riega la acequia de Pompeya. Según se lee
en al art. nº 35 de las Ordenanzas, 600 Has. se riegan en la parte
derecha, por 33 Has. en la otra parte del río.
La referencia histórica más antigua que encuentro de
los riegos de Samper de Calanda es la que aparece en el capítulo
preliminar de las Ordenanzas de Riego:
“Las aguas del Río
Martín (...) desde el puente de la carretera de Híjar pertenecen en
propiedad y dominio pleno a la Villa de Samper de Calanda mediente
justos y legíitimos títulos que el derecho reconoce como son, la
Escritura convenio celebrado entre la Villa de Híjar y esta de
Samper en el año 1479, otra celebrada en 1312 (...) además de otros
documentos antiquísimos que obran escritos en pergamino en la
Alcaldía de Samper.”
No se si esos documentos antiquísismos citados se
conservan aún, ni cual es el contenido de los mismos.
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