Debe ser terrible ser tan buena
mujer y estar rodeada de malvados por todas partes. Y conservar la sonrisa. Y
hacer más ruedas de prensa que Mariano Rajoy, con contenido, porque el señor
Rajoy no dice nada: “Buenas tardes, que ustedes lo pasen bien; aquí me tienen
para lo que gusten” y poco más. Para mí, Rajoy es el político ideal, porque
como habla poco y dice menos, miente poco, no como Felipe González, que aunque
decía verdades, como hablaba tanto, le salían muchas mentiras. Pero yo soy un
poco soso, como Rajoy y a la gente le gustan los políticos graciosos.
Doña Esperanza Aguirre, sin
embargo, no es ni lo uno ni lo otro; no es de esos políticos apuntados a los locuaces
simpáticos andaluces o charlatanes del País Valenciano, no; se explica,
replica, argumenta, sintetiza su argumento y termina entrevistando a los que la
entrevistan, hasta al Jordi Évole (menos a Ana Pastor, que esa chica ni
entrevista ella ni dejan que la entrevisten).
Razona; a mí me ha convencido de
que de los muchos colaboradores corruptos que le han salido, ella no tiene la
culpa; que la política en democracia es así, y no como en la Bolivia bananera,
por ejemplo. Está convencida de que Pablo Iglesias terminará cortándose la
coleta; ya lleva esmoquin –dice-, pero solo para ir a la gala de los Goya,
que cuando va a Cataluña se pone faja y barretina, y con el Monarca calza zapatillas de deporte y vaqueros como si hubieran quedado a jugar al pádel.
Ha dimitido de nuevo, doña
Esperanza Aguirre, pero no se irá de la política; nunca se va. Otros y otras se
irán. Caerá Rajoy y hasta esa política que parece tan seria del PP como es la presidenta del gobierno de la Comunidad de Madrid, doña Cristina Cifuentes;
pero ella seguirá. Si no se consigue formar gobierno de la Nación Española que
el Rey cuente con ella; no va a decir que no. Aquí en Aragón tenemos a otro
parecido; don José Ángel Biel. Eso son políticos y no los “puedo y no quiero,
no me hablo con “tu” por qué no me dices nada, que ni me saludas”, que tenemos.
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