J.Antonio Espés Sévil. |
Escrito
en el periódico Hato de Voces de la Asociación Cultural Puerta Abierta (II
época), por José Antonio “el Habanero”, en mayo de 2005.
INRODUCCIÓN
PRESENTACIÓN
Hola soy José Antonio Espés Sévil y hace
unos días Miguel Gracia “el Justo” me pidió que escribiera algunas líneas o
comentarios sobre el mundo de la ganadería y el pastoreo. Tengo que reconocer que
me gustó la idea de dar a conocer a todas aquellas personas que no han tenido
la oportunidad de vivir esa experiencia pastoril y que quede en el recuerdo de
todos nosotros.
Para festejar a nuestra Patrona Santa
Quiteria, los ganaderos y pastores organizan la Feria Ganadera de Santa
Quiteria. Esta feria tiene sus comienzos en el siglo XVIII y ha conseguido
llegar hasta nuestros días.
A continuación voy a contarles unas
cuantas cosas que mi padre me enseñó, y que también otros pastores enseñaron a
sus hijos. Las personas
que nombro son reales como la vida misma, y espero y
deseo que nadie se sienta molesto al leerlo, pues si los he nombrado es porque
guardo un buen recuerdo de ellos, es el recuerdo de un chico que vivió de esa
forma, en nuestro pueblo Samper. Utilizo los nombres propios y nuestro “DNI
local” los “apodos o motes”. Hay sagas que de alguna manera tenemos que
conservar y respetar ya que nos estamos refiriendo a nuestros antepasados.
Fotos, colección Majano |
Tengo que reconocer que mientras escribía
estas líneas me embargaba una gran emoción al recordar todo esto y poder
compartirlo con la gente de mi pueblo, espero que cuando lo lean se acuerden de
los SUYOS como yo he hecho.
AQUÍ
SE ROMPE EL PALO
Nunca una frase esconde tanto y tan
variado significado en la jerga pastoril, en otras jergas sería “tirar la toalla”
ya que “he roto el palo” en primera persona y como yo antes y después lo han
hecho otras personas. Al llegar el mes de mayo nos entra una morriña de afectos
y desafectos, según cada cual, porque no todo el mundo “rompe el palo” con el
mismo sentimiento. Todas las formas son igual de respetables.
Yo lo voy a hacer desde el respeto que me
merecen todas las personas que en mi vivencia desde chico han tenido este
oficio tan digno y respetable, como el que más, tanto pastor como ganadero.
* La fiesta empieza el 3 de mayo de
un año cualquiera, es el día de la ”Santa Cruz”, “o “Día de las Peladillas”
para los chicos.
Ese día en el salón de actos
del Ayuntamiento se reunían los pastores, y el que no podía ir otro lo
representaba, se hacía “el sorteo de esquilar”.
* Santa Quiteria: era
la fiesta más grande de “la Ganadería”, pagaba parte de la música, los fuegos
artificiales, los güetes y las ruedas de la Placica.
*
La Feria: las personas de mi generación no la vimos como la vivieron, solo
nos la podemos imaginar cómo nos la contaban ya que hasta los años 70 y
principios de los 80 no se restituyó. Cuando el Ayuntamiento de la época la
quiso volver a celebrar, los pastores apoyaron de forma unánime la iniciativa,
y esperemos que se siga celebrando muchos años.
*
Un día de feria: recorro los stands de productos varios; flores, telas,
quesos, comedores y bebedores; herramientas y utillajes; el bar… y me adentro
en el “Corazón de la fiesta”.
Los apartados de ganado, lo más selecto de
cada casa, leo los nombres de los ganaderos, algunos los conozco a otros no;
miras a los animales de forma un tanto escrutadora y algo entendida, cambias
algunas palabras con otros visitantes o ganaderos, dueños o no, de los
animales, a poco que hablas empieza una conversación en jerga pastoril, que la
gran mayoría entendemos; algunas palabras tales como: “primalas”, “borregas”,
segallas”, tercencas”, “ahorras”…
Si se ha esquilado y el año ha sido malo
suelen salir más apuradas y con “albarda”. Se mira con más exigencia los “mardanos” (machos), el que sean dobles,
les da más valor a la hora de ser comprados o vendidos; también las hembras
jóvenes o corderas aumentan su cotización si estas han nacido en parto doble.
* Cuando leo los nombres,
aún quedan nombres de sagas pastoriles y otras nuevas, veo a otras personas
(hijos, nietos/as), que como yo hemos estado
dentro de esas “sagas”; me recuerda la mía “LOS PESCARES”, con
ramificaciones de “LOS HABANEROS”, (Miguel y Pepe), “LOS PUNCHAS” (el de los
Carpinteros), “EL DEL RABAL”, “EL PIO”, “LOS MONTERAS”, EL DE LA TORRE DE
CALAVERAS”, DE LOS GARFOLLAS”, “EL DE LA MARGA”, “EL DEL MONTECICO”, “LOS
CHUPOS”, “CAPARRO”, “LOS GANADOS DE LA NICOLASA EN EL CORRAL DE PUIG MORENO”,
“EL DEL APEADERO DE ESCATRÓN”, “LOS PELAOS” EN LA TIERRA BAJA”, “EL TIO
TADEO EN LAS PLANAS”, “LOS COLEGIALES EN
MATAGATOS Y FOTEA”, “LOS TUNTRUNES” Y “LOS MELICOS” también en la TIERRA BAJA,
“LOS PATACOS EN EL SASO”.
Ganados que permanecían todo el año en el
pueblo y en la huerta eran: Santiago “EL BOTEJAS”, José Martín “EL TACHO”,
Antonio Costán “EL ANDRADE”, Paco “EL
ESPECIERO”, Serrano “EL CANTADOR”, (que hacía chuflainas de caña (flautas), él
conocía cual era la caña buena para sonar, “EL
CARDIEL” que hacía con la punta de la navaja dibujos y filigranas en las cantimploras de aluminio y sabía quitarles el muermo a los gatos de un mordisco en la punta de la cola; “EL TIO CUBA” sabía matar las liebres con el palo mejor que nadie; “EL TIO MENUDO” sabía hacer collares de los esquilos de madera de higuera verde y torrolleras de palo de latonero.
CARDIEL” que hacía con la punta de la navaja dibujos y filigranas en las cantimploras de aluminio y sabía quitarles el muermo a los gatos de un mordisco en la punta de la cola; “EL TIO CUBA” sabía matar las liebres con el palo mejor que nadie; “EL TIO MENUDO” sabía hacer collares de los esquilos de madera de higuera verde y torrolleras de palo de latonero.
Rafael “EL ANDRADE” que con mucha
parafernalia sabía quitar el muermo, capar los perros, de ganado para que no se
escapasen con las perras “altas” en celo, y gran matador de liebres a palo, era
todo un arte como las cazaba; si las mataba “segundiando” era un poco
frustrante para ellos; eran acusados de ser malos cazadores porque tenían que
“segundiar” la faena.
* TEMA
ECONÓMICO: La compra de los corderos se encargaban de hacerla “LOS
CATALANES”, y carniceros del pueblo y de los alrededores e incluso de Zaragoza.
* Los
catalanes: casi siempre subían en parejas de la zona de Tarragona y Reus;
la verdad es que eran buena gente, hablaban su lengua, el chapurriat”, que lo
entendíamos casi en su totalidad.
* Los
carniceros del pueblo y alrededores de Samper; “el Seguro”, Truntrun”
(padre e hijo), Pascual “el Belén”, “el Franco”, Salvador “el Fabián”, “Cotito
el de Hijar”, “los Claveles de Escatrón y Castelnou”, “el Royo de la Puebla de
Hijar”…
Todos ellos tenían y tienen el mismo grado
de honradez al pesar los corderos en vivo con la romana, las “caídas de la
romana” una vez para cada uno.
LA
BURRA O EL BURRO
Otro elemento representativo del pastor es
la “burra o el burro de ganado”. Es este un animal muy manso y dócil, se
acomoda a la marcha de las ovejas y pagenta conellas como si fuera una oveja
más. La misión más importante que tiene es cuando en la época de paridera las
ovejas paren por el campo y hay que vigilar para llevar a los corderos a casa; así
que se meten en una alforja que llevan en la lomera. Pero hay que tener cuidado
de cómo se dejan, con la cabeza hacia fuera y con cuidado para que no se asfixien.
La burra enseguida se percata de lo que lleva a cuestas y va con cuidado; a no
ser que algo la espante y se asuste no suele trautullear a los corderos, eso sí,
cuando ve que no lleva ninguna carga, lo que más le gusta es echarse a “rebulcar” y rascarse la lomera.
EL
ORDEÑO
En nuestro pueblo solo se ordeñaban las
cabras, las ovejas no, ya que la raza “Rasa aragonesa”, no es una raza lechera,
solo es de carne y muy buena. Nuestras cabras no eran de una raza definida. De
vez en cuando venían rebaños de cabras “murcianas” para la venta, con unas
ubres que llamaban la atención de grandes que eran y daban mucha leche, estaban
las que tenían las tetas “tetiabosadas” o “reganchadas” y las de las tetas
chuflaineras. El ordeño de las tetiabosadas normalmente se hacían por delante y
las de las chuflaineras por detrás; una vez que cogías habilidad y eran
“tiernas” se hacía con las dos manos a la vez. Algunas estaban quietas pero
otras había que tenerlas del cuello ya que eran algo furas.
LA
LANA
Después del esquileo la lana que era para
casa (colchones e hilar), se lava
con agua caliente (hirviendo) y luego lo aclaraban, la esbandían en el rio, en las acequias y la ponían a secar en cañizos; la esmotaban por si quedaba algún carrucho, y también para dejarla hueca. Lo que más me sorprendía era cuando veía a mi abuela Rosa “la Parisa”, hacer el hilo, esta faena se llamaba “esperpillar”, para ello utilizaban la rueca y la devanadera. Lo que aún me sorprendía más era cuando hacía los “piales” con aquellas agujas tan delgadas y empleaba tres o cuatro a la vez, las apoyaba en un cañuto de caña que le daba vueltas en la cuerda del delantal para apoyarlas. Cuando se le rompían me mandaba a cortarle cañas para hacer otros. Eso sí que era aprovechar los medios, veías crecer la lana en las ovejas y luego te veías los calcetines puestos, hechos con su lana.
con agua caliente (hirviendo) y luego lo aclaraban, la esbandían en el rio, en las acequias y la ponían a secar en cañizos; la esmotaban por si quedaba algún carrucho, y también para dejarla hueca. Lo que más me sorprendía era cuando veía a mi abuela Rosa “la Parisa”, hacer el hilo, esta faena se llamaba “esperpillar”, para ello utilizaban la rueca y la devanadera. Lo que aún me sorprendía más era cuando hacía los “piales” con aquellas agujas tan delgadas y empleaba tres o cuatro a la vez, las apoyaba en un cañuto de caña que le daba vueltas en la cuerda del delantal para apoyarlas. Cuando se le rompían me mandaba a cortarle cañas para hacer otros. Eso sí que era aprovechar los medios, veías crecer la lana en las ovejas y luego te veías los calcetines puestos, hechos con su lana.
EL
ESQUILEO
El esquilo, que recuerde, es la faena más
dura que tiene esta profesión y la que más personal necesitaba: esquiladores,
atadores y desatadores. Había que atar bien a los animales para que no
golpeasen a los esquiladores.
Los primeros esquileos que recuerdo eran con
tijeras y luego con “máquinas de manurrio y motor eléctrico”; también en este
trabajo había sagas, llamadas cuadrillas de esquiladores, voy a nombrar unas
cuantas: “los Ansones”, “los Riberanos”, “los Manolones”, Paco “el Figote”,
Juan Manuel “el Frailo”, y el gran maestro en el esquileo Miguel “el Putin”.
Hoy en día ya no quedan cuadrillas
autóctonas; se encargan unos
esquiladores polacos, lo hacen en mayo y estos ya utilizan una nueva técnica que por aquí era desconocida y nadie se la creía hasta que lo vimos. Hubo muchas habladurías sobre si drogaban a las ovejas para que no garriasen pero era todo mentira, éstos demostraron una nueva técnica que consistía en doblar al animal de forma determinada y no era necesario atarlas para ello, hay que tener una gran habilidad.
esquiladores polacos, lo hacen en mayo y estos ya utilizan una nueva técnica que por aquí era desconocida y nadie se la creía hasta que lo vimos. Hubo muchas habladurías sobre si drogaban a las ovejas para que no garriasen pero era todo mentira, éstos demostraron una nueva técnica que consistía en doblar al animal de forma determinada y no era necesario atarlas para ello, hay que tener una gran habilidad.
En esta faena, la parte más complicada era
esquilar “la tripera de los animales”: en las ovejas que estaban criando,
tenían que procurar no hacerles daño en las ubres; en los mardanos procurar no
tocar los testículos y el pichorro o escroto.
El dueño de las ovejas o el pastor lo que
solía hacer era recoger la lana haciendo lo que se llamaba “bellón” que era una
bola con nudo especial solo utilizado para la lana.
La mayor comodidad en esta faena llegó con
las máquinas de motor eléctrico, porque
con las de manurrio la faena era muy dura y acababas con gran dolor de brazos.
LA
CONCENTRACIÓN DE PASTOS
La concentración de pastos es de las cosas
más inteligentes que tiene este gremio. Consiste en agrupar los pastos lo más cerca
posible de donde el pastor tiene el ganado, bien comprando el pasto o, la más
habitual, cambiándolos con otro pastor.
EL
CENSO CABAÑIL
Como en todas las actividades
profesionales, es muy importante y necesario saber lo que se tiene. Todos los
años antes de San José se hacía la primera cuenta del ganado y para San Juan la
segunda.
Recuerdo que siempre al contar el ganado
“a puerta”, en un lado de la puerta del guardia “José Albaiceta “Castejón”, que
habilidad tenía para contar y rara vez había error, ésta era la primera cuenta,
la segunda era solo para las hembras jóvenes, las que dejaban para vida, ya que
a partir de junio se consideraban hembras de cría. Las bajas por venta de carne
de viejas, muertas por accidente, etc… se las decía el ganadero. El cabrío
llevaba otro censo aparte.
ESPARIZAR
Cuando las ovejas de un ganado comienzan a
parir, esparizar es la faena más importante que los pastores enseguida se dan
cuenta si el parto viene bien o mal.
Siendo un chico de 8 o 10 años mi padre me
llevó al corral donde encerraba mi tía Quiteria “la Brozas”, una oveja tenía un
mal parto y el “zagal” tenía el brazo pequeño y podía sacar el cordero, ya que
venía con las patas delanteras hacía atrás, me lavaron el brazos con agua y
jabón para meterlo en la matriz de la oveja y así le ayudé a parir.
Me acercaron un cordero pequeño recién nacido;
con la mano izquierda tocaba el cordero nacido, con la derecha dentro del
animal tenía que hacer lo mismo tocando el cordero sin nacer, hasta que le puse
las dos paticas hacia delante y ya nació de forma natural.
Las cabras casi nunca, por no decir nunca,
paren por la noche; cuando queda una hora o menos de sol ya no paren; las
conjeturas o porqués que se hacen son varias ya que los cabritillos cuando
nacen son muy torpes y les dura un día o dos. Instinto de supervivencia para
perpetuar la especie.
EL
PALO
Lo más representativo del pastor es sin
duda “el palo”. El palo normalmente es de latonero. Se cortan éstos en
menguante a poder ser, y tan pronto como se puede hay que llevarlo a lo que se
llama “el güeltero”, ya que los palos de pastor en la parte de abajo llevan una
curva de casi 90º, un ángulo recto.
El nombre de güeltero se da
a un agujero o una rendija en alguna cantera o lastra de piedra. La operación
consiste en calentar en una fogata junto al güentero, la parte más gorda del
palo y cuando está muy caliente, que casi se quema, se mete dentro del agujero
o en la rendija. Se hace fuerza con la otra punta; hay que tener cuidado e ir
despacio para que no se esgalle la curvatura o codo y, cuando está paralela al
suelo se le pone peso de piedras hasta que se enfríe la madera. A los 6 u ocho
días ya se puede sacar y sale con la forma acodada; con el cuchillo se deja a
la medida que se quiere de largo.
Otra operación es calentar todo el palo
para poder quitar el pellejo verde y que quede blanco como lo veremos en las
manos del pastor.
LAS
PIELES
Siempre se dice “donde hay ovejas hay
pellejas”. Este producto o subproducto no tiene mucho valor económico pero se
vende o se empleaba para hacer morrales, forrar los guardalomos, para mantas en
el monte o en casa y también para los bombos. Ya sean pieles de cabra o de
oveja, los pieleros sabían cual convenía, conocían el sonido de una buena piel
seca.
Recuerdo que mi padre, las pieles que
venían buenas, decía: éstas para Paco “el Barba”, José “el Fabita”, José María
“el Cañicero”…, todos ellos saben androñar para hacer parches de bombos.
LOS
ESQUILOS
Cada ganado tenía un sonido distinto que
nosotros conocíamos, lo sabíamos por el ruido de los esquilos, sin ver al
pastor ni las ovejas.
Recuerdo, cuando estaba haciendo la mili
en Jaca, que el “tío Rafael el Andrade” vino a casa cuando se enteró que estaba
de permiso y me encargó dos docenas de esquilos, los del Pirineo tenían fama de
buenos porque tenían mucho cobre y eso hacía que sonaran mejor. Para que no me
engañaran en la compra, ya que era inexperto, me recomendó que una vez en la
tienda probase los esquilos y yo me pregunté ¿cómo? Y me lo explicó: cuando
llegues y digas lo que quieres, te darán un clavo de hierro largo como los de
encañizar para que pruebes el sonido, tu, recházalo, porque con el hierro todos
suenan igual de mal y me trajo dos “batajos”, uno de madera de arto y otro de
hueso de pata de oveja y ¡créanlo! Tenía razón, el sonido era mejor.
Había variedad de esquilos: ovejeras,
matracos de nº 0,1, 2; truquetas…; incluso tenían esquilos para invierno y
otros para verano.
El más pincho y caprichoso que yo he visto
en cuestión de esquilos era Pascual “el Cojillo”.
José Antonio Espés
Sevil
“Habanero”
Jose-Antonio, has desarrollado toda una disertación sobre el pastoreo; oficio que, hoy en día, la mayoría desconoce. Lo ilustras con toda clase de detalles tanto para los que lo vivimos, como para profanos. Tu escrito me ha hecho recordar, para bien o para mal, mis temporadas en el Castellar, con once años, a veces tres semanas sin regresar a Juslibol.Me ha gustado mucho.
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