De
la publicación de los saldos fiscales de las diferentes comunidades se desprende que las más ricas tienen una
balanza negativa (pagan más de lo que reciben en inversión pública) y las más
pobres o despobladas la tienen positiva pues reciben más de lo que pagan. Ver artículo de opinión...
Caso Pujol y la larga corrucción en Cataluña...Caso Catalunya Banc y Narcis Serra...
Eso
escandaliza a las más ricas y pobladas. Lo raro sería que ocurriese al revés,
que las más ricas como Baleares, por ejemplo, con la mayor renta per cápita de
España, no fuese una donante nata o que Madrid, región uniprovincial
segregada de Castilla-La Mancha, donde tienen sus sedes centrales la
Administración del Estado y la mayoría de las grandes compañías y entidades
financieras, no arrojase un saldo negativo. Lo mismo vale para Cataluña y
Valencia. Aragón ha salido en positivo: 633 millones a favor, 469 euros por
habitante.
Parece
que el objetivo prioritario de los ricos, sean territorios, grupos sociales o
simples individuos, es no compartir un céntimo con los menos favorecidos. Por
supuesto que en toda España los saldos fiscales están, en verdad, pervertidos.
Pero
la perversión no lo perpetran unas comunidades sobre otras: en España no hay
fronteras económicas (dicen que no las hay ya en la UE, aunque eso todavía no
es verdad), Hablar de comunidades ricas o pobres en España es un anacronismo;
lo que hay es unos contribuyentes que pagan poco a pesar de que tienen mucho: sicavs,
grandes corporaciones, sociedades instrumentales, ricos en general y quienes
están en condiciones de facturar en negro, sobre otros: asalariados,
autónomos o empresarios del sector privado y público que no tienen esa
posibilidad. Aquellos cuya economía es forzosamente transparente no pueden
librarse de pagar.
El
desfase contributivo entre personas físicas y figuras societarias
es sencillamente escandaloso. Y eso ocurre en cada
comunidad.
Los
nacionalistas y regionalistas nos marean la perdiz haciéndonos creer que la falta de dinero a "mí" comunidad, es de falta de financiación a nuestra querida comunidad por parte del gobierno central o porque se les da más a otras y nos marginan a la nuestra. Cuando lo que pasa es que solo pagan los torpes o los débiles (y los tontos). Mientras
tanto Hacienda nos quiere convencer de que debemos tributar con entusiasmo
porque “Hacienda somos todos”. Eso creía yo también hace unos años y lo decía con
ímpetu arrebatador que "quien defrauda al Estado es un mal ciudadano”-decía ingenuamente-. O sea,
era más papista que el papa. Ahora he asumido el ser un mal ciudadano, con resignación pero ya sin sentimiento de culpa, y si
pago impuestos es porque no los puedo ocultar.
No
voy a ser pues, más papista que el Papa. Y si el Papa evade los impuestos, yo que soy
un pobre pecador no me voy a lacerar por ello. ¡Que Dios nos coja confesados!
De perdidos, al río, y el que más chufle, capador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario