lunes, 24 de marzo de 2014

Sobre caminos y raíles. Estudio sobre el ferrocarril (1).- Inauguración de las obras de la línea de ferrocarril de Val de Zafán...

Pinchar para descargarse los grabados...
          Nuestro amigo Guillermo Lázaro, nos ha mandado un precioso documento de cuando se puso la primera piedra de las obras del Ferrocarril de Val de Zafán. Consta de un documento y unos grabados que pinchando en este enlace que marcamos  te lleva a una página de la Revista "La Ilustración Española y Americana"  donde se hace la crónica del acto de colocación de la primera piedra del ferrocarril de Val de Zafán a San Carlos de la Rápita por Alfonso XII el 23 de octubre de 1882. Sobre historia de este ferrocarril hay muchas páginas que hablan sobre ella. Lo relevante de la información que nos manda Guillermo, es la crónica de la ceremonia y los grabados del acto, conseguidos buceando en los archivos de la "Ilustración Española y Americana. 

          Una vez dentro de la página, si vais a la parte vertical izquierda donde salen las
páginas en pequeño, si pinchais en la página 11, se os abrirá una nueva página con tres grabados del acto. En esa época la fotografía no se había desarrollado suficientemente como para cubrir actos al aire libre. En cuanto a lo que se escribe sobre el acontecimiento también puede leerse aunque lo transcribo mas abajo para facilitar su lectura. También intentaré, si se puede y nos dejan, bajar los grabados que son muy interesantes aunque creo que cualquiera que tenga ordenado podrá acceder a ellos a través de los enlacse de más arriba. 
          Guillermo nos promete más documentación referida a la "Estación de Arriba". La esperamos.

Inauguración oficial de las obras de Val de Zafan.

          La línea férrea de Val de Zafan a San Carlos de la Rápita fue incluida en el plan general de ferro-carriles por ley de 14 de Mayo de 1880; se aprobó el proyecto por Real orden del 11 de Febrero de 1882; se verificó la subasta en 22 de Agosto, adjudicándose la línea a la Sociedad general de Obras públicas, por Real orden del 16 de Octubre; S. M. el Rey, por último, después de inaugurar la línea de Canfranc, de
Estación de la puebla de Hijar
tanta importancia para las regiones septentrionales de Aragón, se dignó inaugurar también, el 23 de Octubre último, las obras de la nueva línea de Val de Zafan, por Alcañiz, a San Carlos de la Rápita; línea que ha de ser como inagotable manantial de prosperidad y riqueza para las comarcas meridionales de la misma noble tierra aragonesa.
        La solemnidad inaugural de Huesca fue severa, de carácter verdaderamente oficial, y la de Val de Zafan, espontánea y entusiasta; aquélla no sorprendió, porque había sido preparada con tiempo y espacio, y esta última, por lo mismo que fue improvisada, dispuesta en breves horas, tuvo los encantos de lo desconocido, de lo nuevo, casi diríamos de lo familiar.
          A las ocho de la mañana del citado día 23, el tren Real partió de la estación de Cappa (Zaragoza), llegando a la de Puebla de Hijar, estación de empalme con la proyectada línea y término del viaje, a las diez y media ; acompañaban a S. M. el Rey, además de los altos dignatarios de la Real Casa, Excmos. Sres. Condes de Sepúlveda y de Morphy y D. Fermin Abella, el Presidente del Consejo de Ministros, Sr. Sagasta ; el ministro de Fomento, Sr. Albareda; el Emmo. Sr. Cardenal Benavides; los generales Jovellar, Daban y Terreros; los representantes de la Sociedad general de Obras públicas, concesionaria de la línea, Sres. Conde de Belascoain, D. F'rancisco de Paula Jiménez, Faquineto, Navarro Reverter, y otros, y Varios de la prensa periódica.
          En todas las estaciones del trayecto, ocupadas por inmenso gentío, descollaban arcos de ramaje y caprichosos gallardetes, y en la Puebla se agrupaban numerosas comisiones de casi todos los pueblos de la vasta región que ha de ser favorecida con la nueva línea, de Albalate del Arzobispo, Calanda, Caspe, Escatron, Sástago, Alloza, Alforque, Urrea de Gaen, Ariño, La Zaida y otros muchos. A la salida de la Estación de
Puebla se alzaba un hermoso arco de triunfo; en el emplazamiento de la inauguración, un ancho espacio circular de más de 300 metros, cerrado por mástiles adornados de follaje, banderas, escudos e inscripciones alegóricas, había las siguientes instalaciones; pabellón Real, sobre alta plataforma, elegantísimo, formado por cortinaje y toldos de terciopelo granate con franjas y flecos de oro; a la izquierda, una linda capilla (véase el grabado correspondiente, pág. 276, según fotografía de Hortet), donde ofició de pontifical el ilustre metropolitano de Zaragoza ; a la derecha, el pabellón del banquete, con una mesa pequeña y otra grande semicircular, adornado con amplios cortinajes de seda y damasco, escudos y trofeos, y cuyo pavimento estaba cubierto por rica alfombra; enfrente , el pabellón destinado a las comisiones y ayuntamientos de los pueblos.
          En el centro del altar, decorado con floreros y candelabros de plata, lucía la hermosísima imagen de Nuestra Señora del Pilar, que reproducimos (de fotografía de Laurent) en el grabado correspondiente de la pág. 276: es de plata fina, de más de un metro de altura, primorosamente labrada en los talleres del conocido artífice de esta capital Sr. Marzo, y su coste ha sido de 10.000 pesetas.
          La Sociedad- de Obras públicas, tan galante como espléndida, y deseosa de unir también el augusto nombre de S. M. la Reina a la inauguración del ferro-carril de  Va de Zafan, hizo grabar en el zócalo de aquella hermosa obra de orfebrería, la inscripción siguiente:

Á S. M. LA REINA DOÑA MARÍA CRISTINA
RECUERDO
DE LA
SOCIEDAD GENERAL DE OBRAS PÚBLICAS
EN EL ACTO DE LA INAUGURACIÓN DE LOS TRABAJOS
DEL FERRO-CARRIL DE VAL DE ZAFÁN Á SAN CARLOS DE LA RÁPITA
POR
S. M. EL REY DON ALFONSO XII.
EL 23 DE OCTUBRE DE 1882.

          Y esta preciosa imagen, después de haber presidido al acto inaugural de Puebla
de Híjar, ha sido presentada y ofrecida a la virtuosa y amable Reina que comparte con D. Alfonso XII el trono de España.
          Verificada la inauguración de las obras en presencia de numerosa muchedumbre: el Emmo. Sr. Cardenal Benavides, asistido por el deán Sr. Bauluz y los canónigos Sres. Blancas y Povil, pronunció las oraciones de rúbrica y bendijo la primera piedra; el Presidente del Consejo de Ministros dio lectura a la ley de Concesión del ferro-carril; el conocido banquero D. Francisco de Paula Jiménez, á nombre de la Sociedad de Obras públicas, dijo un breve discurso, dando gracias a S. M. el Rey por la honra que dispensaba a la Sociedad dignándose autorizar la inauguración; S. M. el Rey pronunció con entonación enérgica un brillante discurso, del cual sólo copiaremos los dos últimos períodos:
          «Aragoneses (exclamó con acento inspirado): Si la suerte os sonríe; si la riqueza y prosperidad son premio de vuestro trabajo, el mayor placer de vuestro Rey será haber contribuido en algo a vuestro bien.
          »Sí la adversa fortuna amenaza vuestra independencia o esteriliza vuestros campos, aquí me tendréis; que cuando otra cosa no pudiera ofreceros, siempre hallaréis un corazón aragonés más a vuestro lado.»
          Estas frases de entusiasmo produjeron en la multitud, en los leales aragoneses que rodeaban al Rey, emoción indescriptible: todos le aclamaban, se precipitaban a sus pies, le pedían la mano para besarla; y es seguro que la influencia política del discurso regio ha sido también extraordinaria en los pueblos de aquella apartada región
aragonesa, que no habían sido visitados por ningún rey español desde Felipe V; es seguro que muchos ayuntamientos han proyectado escribir en las salas del Cabildo las nobles y generosas palabras del rey D. Alfonso, y que este augusto Soberano se ha conquistado en Aragón, en las dos horas de Val de Zafan, más simpatías personales que en los siete años de su reinado.
          En la misma pág. 276 damos un grabado (dibujo de Comba, según fotografía de Hortet) que representa el acto inaugural de Val de Zafan, que acabamos de describir.
          El banquete que se celebró en seguida, bajo el magnífico pabellón que hemos citado, fue espléndido y digno de los comensales.
          No concluiremos estas breves líneas sin tributar elogios a la Sociedad general de Obras públicas, que tan dignamente preside el Sr. Conde de Belascoain, por el noble empeño que ha demostrado en implantar, como venero de riqueza y florecimiento, las conquistas de la civilización moderna en las comarcas aragonesas, y al distinguido ingeniero Sr. Navarro Reverter, uno de los hombres más inteligentes y más modestos de nuestra patria, y a cuya ilustración, vigorosa iniciativa, actividad y celo se debe, en gran parte, el brillantísimo éxito que ha tenido la improvisada inauguración de las obras de Val de Zafan.



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