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Dentro de poco solo se llamará Alcaldía. |
La crisis económica se va a
cargar también uno de los iconos de nuestro imaginario político, como es “EL
MUNICIPALISMO”. No digo que esto sea bueno o malo (no lo tengo claro),
simplemente que se va a acabar.
Lo que más me llama la
atención es la facilidad con el que la derecha -tanto el centro derecha
liberal, la democristiana o la extrema derecha clásica española-, tienen para
cambiar de opinión sin que se rasguen las vestiduras como debería ocurrir en unas
corrientes ideológicas conservadoras. Y es que los conservadores se han vuelto
últimamente muy revolucionarios y rupturistas.
El municipalismo español
viene de la Edad Media, promovido por el "pueblo llano": los villanos labradores acomodados de los
pueblos, conversos marginados, artesanos y las burguesías de las ciudades. Adquirió carta de naturaleza en las Cortes de Cádiz y fue promovida, esta ideología, por el regeneracionismo político y económico de los
siglos XIX y XX, tanto del conservador como del progresista. El franquismo lo
recogió (a su peculiar manera), como recogió, con toda su "jeta", a la emergente
ideología liberal nacionalista española y al sindicalismo obrerista de la
izquierda.
Hace cuatro días, como quien
dice, si a alguien, con criterio jacobino, se nos ocurría criticar el irracional
y obsoleto sistema municipalista español, se nos tildaba de anti españoles y no
demócratas, por casi todos los grupos políticos, especialmente de la derecha de
todos los colores y también por una izquierda que, en este tema, está todavía
con los mitos e idealismos del “pre-democraticismo”
feudal.
Lo malo es que lo van a
quitar porque lo “manda Europa”, según dice este gobierno servil. Y lo van a
sustituir ¿“porqué”? ¡Ni lo saben! Parece ser que por las diputaciones
provinciales, que en algunas comunidades están muy desprestigiadas por su
pasado y presente caciquil.
De paso se quieren cargar
las comarcas que en algunas comunidades gozan de legitimidad, o las
mancomunidades que todo el mundo reconoce que han funcionado bien y podían ser
la alternativa racional al municipalismo decadente, convirtiéndose estas y las
comarcas en los nuevos términos municipales. Mientras que los pueblos, pequeñas y medianas ciudades y
distritos de las grandes metrópolis podrían ser pedanías o entidades locales
menores. Algo que ya se ha hecho en algunos países del nuestro entorno y el
norte de Europa.
Pero nos dicen que con estas
medidas antimunicipalistas hechas por decreto-ley, con improvisación, nocturnidad
y alevosía, van a reforzar el municipalismo. ¿Por qué nos mienten? ¡Van a
acabar con el! Que digan las cosas como son de verdad, ¿o es que no saben lo que decretan, o
se creen que somos analfabetos?
Es decir, que van a quitar
concejales, de los que no cobran, en los pueblos, para que solo se queden los
de los partidos mayoritarios. Pocos pero que cobrarán; porque si no, ya me
dirán quién va a querer ser alcalde de pueblo (¿quizás por sorteo?). Porque la
demagogia está bien. Pero la realidad se impone a la demagogia. Ahora, si los
alcaldes y concejales de pueblo no tienen competencias y son mero florero para
cuando vengan las fiestas y vayan con la faja a las procesiones y demás, como
el ir a darle la vara al alcalde de Hijar, que tampoco será ya alcalde de
verdad, para el Día del Pilón, está bien que no cobren, que ya fardarán y se
pueden dar por bien pagados. Pero los alcaldes y concejales con competencia y dedicación cobrarán (deben cobrar). Digan lo que digan los que no saben lo que dicen.
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