“Las pensiones son la línea roja que no se tocará, insistía Rajoy todavía en septiembre” en una entrevista en TVE. Dos meses después, el 8 de noviembre, su secretario de Estado de la Seguridad Social, Tomás Burgos, confirmaba en la Comisión de Seguimiento del Pacto de Toledo del Congreso lo dicho por el presidente: se actualizarán las pensiones conforme a la ley, esto es, conforme al IPC de noviembre.
A Felipe González se le sacaba en las caricaturas con una nariz crecida, por mentiroso, como a “Pinocho”, pero este gobierno ha batido todos los records.
Ya lo dije en otro artículo durante las elecciones generales, cuando exponían que no se permitirían ya las jubilaciones anticipadas ¿pero cómo? Si sabían que iban a echar a miles de empleados públicos, trabajadores de la banca, de la enseñanza y de la sanidad, muchos de los cuales, cercanos a la jubilación, no tienen otra solución que negociar la jubilación anticipada. Sabían todo pero mentían; está enfermo, este gobierno
Es importante destacar que un gobierno mentiroso compulsivo no es un gobierno que mienta así por que sí, como por placer. Esta patología pertenece a los trastornos compulsivos y como tal hay que tratarla. En resumen, es un trastorno más de los muchos que pueden padecer los políticos, sobre todo los que se dedican a ello como profesión, pues políticos de taberna, alparceros o que criticamos y chafardeamos en las esquinas, tertulias o en las redes sociales, somos todos. Me refiero a los que ejercen de oficio.
Un gobierno mentiroso compulsivo, por lo general, no va admitir que está enfermo y no se preocupa por las repercusiones de sus mentiras, para él es algo natural. No importa si las mentiras son evidentes; creen que no mienten y vuelven a mentir otra vez para tapar la mentira anterior en un círculo vicioso.
Acabo de oír por la radio a una ministra que dice que esta ha sido una decisión muy difícil. Se han devanado los sesos y se han herniado del esfuerzo, con el nivel que tienen. Un alto cargo del PP dice que es mentira que se bajen las pensiones y que el gobierno cumple tajantemente con sus promesas electorales. Están para que los encierren en un manicomio.
Acabo de oír por la radio a una ministra que dice que esta ha sido una decisión muy difícil. Se han devanado los sesos y se han herniado del esfuerzo, con el nivel que tienen. Un alto cargo del PP dice que es mentira que se bajen las pensiones y que el gobierno cumple tajantemente con sus promesas electorales. Están para que los encierren en un manicomio.
Los gobiernos mentirosos patológicos son mentirosos habituales que en la mayoría de los casos no analizan la “necesidad de su mentira” sencillamente desvirtúan de manera sistemática la realidad, con lo cual casi siempre están mintiendo, como le pasa al Ayuntamiento de Madrid con el caso del “Arenas” o Artur Mas que se presentó a unas elecciones con un programa independentista que nunca estaba dispuesto a llevar a cabo y como no dimite, estará obligado a mentir constantemente.
Ellos le dirán cosas o incidentes que no tienen lugar, sobre todo acerca de las decisiones que toman, que no son responsables de nada a pesar de estar en la cúspide de la pirámide de la jerarquía administrativa. Dirán que no les han entendido, que se explicaron mal o que hay una conspiración contra ellos, creyendo que los demás aceptamos como reales sus mentiras, lo que por otro lado desvela una falta de seguridad en su programa que, en realidad, no creían aunque inconscientemente, creen que sí. O sea, más o menos.
Los estudios realizados por los mejores especialistas de la siquiatría sobre los trastornos compulsivos de los políticos profesionales, indican que estos pueden tener otros problemas subyacentes, como el narcisismo, desdoblamiento de la personalidad y doble moral, o un trastorno obsesivo-compulsivo adicional como la adicción a las comisiones ilegales. La mentira suele iniciarse cuando empiezan a tomar poder en sus partidos de origen, aunque sea a nivel local o regional. Es ahí cuando por diversos motivos se crea el hábito de mentir. Luego cuando gobiernan ya es demasiado tarde.
La mayoría no se cura ni habiendo dejado el poder en el gobierno y en su partido, pues dirán que nunca mintieron y si dejaron el poder es porque se les obligó a dimitir (a veces por infames de su propio partido) o perdieron las elecciones por culpa de factores paranormales que conspiraron para que fuera así. Nunca por errores suyos.
Viven otra realidad. La verdad es que requieren de nuestra compasión y más que asesores necesitan siquiatras, que se los deben poner aunque eso aumente el presupuesto. Y ser más comprensivos con ellos.
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