martes, 20 de julio de 2010

ArtiCulo: VITREX, CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA






Me Había propuesto no escribir en el blog hasta después del verano, pero no he podido resistir la tentación de hacerlo incluyéndolo en mi sección pedante de AtiCulos. Lo hago después de leer en la prensa regional que la factoría Vitrex en la que yo y varias personas más de Samper trabajamos varias décadas (y en la que fui cargo sindical), cerraba definitivamente, quedando en la calle 116 trabajadores con una indemnización pequeñísima, en la línea de las que van a ser todas las que vengan en nuestro país de ahora en adelante. 

También he entrado en un foro de Internet donde algunos trabajadores actuales y otros ex empleados de Vitrex se despachan con sus opiniones poniendo verdes y morados al comité actual y a los sindicatos, o apoyándolos. La mayoría de los actuales empleados ya no son de mi generación y desconocen las vicisitudes y la historia por la que ha pasado esta empresa. El blog a que me refiero se llama: Saludoscordiales.com pero podéis ir directamente a él a través de mi lista de enlaces que está a vuestra izquierda.


Era Vitrex, S. A. (hoy sociedad limitada), una firma de un grupo empresarial perteneciente a lo que se convino en llamar “burguesía industrial aragonesa”, especie de subclase dentro de la élite regional a la que pertenecían también los poderes facticos financieros cercanos a las cajas de ahorro y banca aragonesa; la alta burguesía comercial de nuestras ciudades, los caciques agrarios de la Región, el alto clero aragonés y los grupos corporativos de las tres provincias compuesto principalmente por abogados, notarios, altos funcionarios y médicos de familias selectas. Una élite que hoy ya no lo es.


Los Izurquiza, Bayona, Auría y otros eran propietarios de varias empresas: Balay, Sanitrex, Vitrex, Izurquiza, Fuima, etc. casi todas han pasado a mejor gloria o están en crisis; una crisis o decadencia que no es de ahora mismo; es una crisis que viene sufriendo “el sector industrial español” agónico y decadente desde hace años a manos no de trabajadores holgazanes ni de los sindicatos, sino de la propia evolución anómala del sistema de producción capitalista.

Vitrex se fundó en 1956, dedicada al menaje del hogar, principalmente; más tarde fabricó bañeras, señalización viaria, calentadores industriales, mobiliario urbano y revestimiento de fachadas; así de manera progresiva. Era una Empresa a la antigua usanza: paternalista; con cocina y comedor laboral; sala de juegos, equipo de futbol, Hermandad obrera, cursos de alfabetización y capellán. Bien capitalizada la empresa como mandaban los cánones clásicos. Mucho inmovilizado, tanto de materia prima como de producto fabricado; cuando venía el pedido de un cliente lo normal es que ya estuviera fabricado, y si era un pedido especial, el almacén de recepción estaba bien surtido. La mayoría de los empleados eran antiguos campesinos y jornaleros de las Cinco Villas o agricultores de la periferia zaragozana venidos a menos, o a mas, si consideramos que su calidad de vida aumentó considerablemente al pasar, de labradores, a ser asalariados de la industria. 

A los antiguos propietarios les costó aceptar la implantación de los sindicatos en su empresa. Ya existían enlaces y jurados sindicales en los que los sindicalistas clandestinos se vestían con la camisa azul, pero un comité de socialistas, comunistas y anarcosindicalistas como el que salió elegido en las primeras elecciones sindicales libres, era demasiado. Hubo otra novedad a la que les costó adaptarse: las nuevas tendencias de fabricación neo-liberales; o sea, trabajar con poco producto elaborado en almacén y casi sin materia prima; descapitalizar, temer a la inversión como a la peste, pagar con los avales de venta, no poder elaborar estrategias ni planes a largo plazo porque los accionistas solo piden beneficios, depender cada vez más de los bancos y de los créditos. No me refiero a trabajar con la banca, eso siempre se había hecho, sino que ella te vaya marcando los tiempos y se lleve las ganancias.

Cuando Vitrex entró en la gran crisis de los años 80, la CAI y el Banco Zaragozano ya eran accionistas muy decisivos en el organigrama de la empresa. Esta estaba asfixiada por los innumerables créditos a devolver a corto plazo con intereses que rondaban del 16 al 18 por ciento. Naturalmente los otros accionistas se quejaban por recibir pocos beneficios, pero a los accionistas que representaban a las entidades financieras no les preocupaba; se los llevaban en intereses a su verdadera empresa.

Aun así, tengo que decir, y porque no lo puedo eludir al contar mi experiencia, que el expediente de recisión de contrato a 30 trabajadores que tanto salió por la prensa en 1982, no debería haberse aprobado por la Administración, pues el informe de los funcionarios avalada por la economista de la Inspección de Trabajo determinaba que no había causas objetivas económicas para un expediente de esas características y el inspector de zona, en aquellos años don Manuel Valiente, así nos lo comento a varios miembros del Comité de Empresa. La excusa de que el Comité de Empresa firmo el expediente era falaz; el Comité cuando se convocó, fue para reafirmarse en contra. El 17 de Agosto, en plenas vacaciones, el señor inspector, Manuel Valiente, mandó un escrito al Comité de Empresa (lo conservo porque aquel mes vacacacional yo y otro compañero no salimos de Zaragoza) a fin de tratar con nosotros el tema, aunque el acuerdo secreto sobre el expediente de reducción de plantilla data del 29 de julio. Se había enterado lo mismo que yo, o lo disimulaba.

Nunca entendí que compañeros míos, incluso amigos o camaradas, que estoy completamente convencido de que solo ganaron disgustos, fueran seducidos por la dirección de la empresa y el entonces Director General de Trabajo, don Leonardo Oro Peitarch, a firmar un papel anómalo y llevado con secretismos, que justificó un despido colectivo. La chapuza fue monumental; por ejemplo, el escrito que sirvió de base para aprobar el expediente lo firmaban, entre otros que si, seis trabajadores que no eran del comité de empresa. 

No soy rencoroso, quizás porque, yo y otro, nos libramos del expediente al salir elegidos como “independientes” en un nuevo Comité de Empresa; otros cuatro no tuvieron esa suerte porque la plantilla, poco solidaria, los abandonó a su mala suerte, y aunque les avalaban las garantías sindicales por haber pertenecido al Comité anterior renunciaron a ellas para estar junto a los demás compañeros. Los que fueron a la calle, todos amigos míos, me maldicen si me ven con la pegatina de CC.OO. o, incluso, de cualquier otro sindicato que a veces también llevo por aquello de la unidad sindical de la cual yo soy un ferviente simpatizante. 

El sindicalismo en Vitrex cayó en picado; durante varios años perdimos poder adquisitivo, aumentaron los ritmos de trabajo y la dirección de la empresa no respeto el metodo de conometraje laboral por el que nos regíamos; la inspección hacia "la vista gorda", tanto en esto como en Salud Laboral; hubo un joven muerto porque le explotó un calderín sin homologar, mas biejo que la pana, de chapa oxidada ,y nos enteramos en el Comite gracias a los contactos clandestinos que algunos teníamos en la inspeccion (a la señora inspectora, que no recuerdo como se llamaba, porque si lo supiera daría su nombre, casi le da un ataque cuando, el presidente del Comite y yo, le dimos los datos que no queria darnos ella, aunque nos correspondía por derecho el conocerlos). No se hacía a nadie fijo, aunque no faltaba el trabajo. 

Esta situación fue mejorando débilmente. Pero la Empresa no salía de su círculo vicioso de endeudamiento, de trabajo estresante para los ejecutivos y encargados que tenían que pedir materia prima aceleradamente cuando llegaba pedido, algo que en ocasiones es imposible, con unos clientes cada vez más exigentes que te dejan a la mínima de cambio como no le des el producto rápidamente, pues ellos están a las mismas. La fabricación industrial manufacturada es hoy día, de locos. Pocos escapan a esta locura, y son unos privilegiados. Tuvo Vitrex, en esta segunda época, algún ramalazo de creatividad y exportó tecnología, creó nuevas líneas de producción rentables como el revestimiento para edificios, metropolitanos, etc., pero no se atrevían a invertir en maquinaria moderna o en renovar el decapado, una pieza fundamental de la producción en cadena, que estaba ya decrépito. 

Surgió otro problema en Vitrex que es muy típico en la sociedades laborales modernas, sobre todo en las grandes corporaciones, como es la aparición de distintos grupos facticos o corporativos de los accionistas. Ocurre también en las Administraciones Públicas con los protegidos de los distintos partidos, pero en las empresas medianas es letal. En Vitrex había tres directores: el gerente, el de fabricación y el comercial, y ni ellos mismos sabían quién mandaba mas. O menos. En teoría debería mandar el Director Gerente, pero este era un contratado por el Consejo de Administración, a veces bastante bueno, pero que nunca tenía el poder real. 

El Director Comercial era el más poderoso y el que mayor provecho sacaba sustrayéndole beneficios a la Empresa en la que servía, hasta que una noche fatídica le pegaron tal paliza que a punto estuvo de morir o quedarse tonto. Decían que no “saldría” pero tenía siete vidas, como los gatos, y aún apareció con arrestos por la empresa hasta que se tuvo que ir aborrecido al ver que los apoyos antiguos los había perdido, tenía enemigos en todas partes y temor de que le dieran otra vez.

El Director de Fabricación (en su tarjeta decía de Fábrica, por fardar), era el más pasota; el señor Auría, el “Viejo Patriarca” (otro jefe), decía de él, “que era la persona más informada de España porque siempre estaba leyendo el periódico”. Terminaría de concejal en Zaragoza por el PP, que es para lo que realmente valía. 

Apenas se hablaban entre ellos. A veces quedaban a cenar para ver si conseguían consenso pero lo más que conseguían era hablar del vino que les servían y “tirarse indirectas” como en los monólogos de “Gila”:
-En la anterior empresa que estuve, me llamaban “el Hacha”- decía el gerente-, porque cortaba cabezas.
-En la que yo estuve me llamaban el “Cortahuevos”- contestaba el de fabricación-, por que se los corte a un gerente.
Luego lo iban contando por ahí como si fuera una hazaña. 

En los últimos años que estuve en el comité de empresa (como secretario alguno de ellos), no podíamos conseguir que nos entregaran el organigrama de la Empresa, pero no porque no nos lo quisieran dar, sino porque no lo conocía la Dirección ni se atrevían a confeccionarlo. ¡Es el nuevo modelo liberal de dirección de empresas!

La decadencia seguía su curso; la chapa se compraba cada vez de peor calidad. La Empresa que servía el antiadherente, DuPont, muy seria ella, al ver que se adulteraba el producto dejo de servirlo. El alternativo era un sucedáneo. El proceso de fabricación del acero vitrificado o esmaltado era cada vez de peor calidad (Las piezas se doblaban con el calor y el antiadherente duraba poco, algo que no ocurría antes). Bazofia, en lo que al menaje se refiere, aunque no más que la que nos viene de la Conchinchina sin ninguna garantía de origen. Algunas líneas de producción mantenían la calidad como los termos, el chapeado y las señales, pero esta última con una competencia cada vez mayor y de mala calidad pero más barata. Aunque pueda parecer paradójico, fabricar cada vez peor es competitivo hoy día.

A los hijos de los antiguos propietarios no les interesaba seguir la tradición, pues les rentaba mas vender la factoría y poner el dinero en el banco. En cuanto a los bancos, no les interesó quedarse con la empresa porque no se pueden robar a sí mismos. La solución: venderlo a alguien de la competencia que desee quitarse un competidor.

Así que la compró el actual Propietario, señor Casajuana al que llamábamos “el Catalán”. Al principio estábamos optimistas por aquello del “seny” catalán. Pero pronto comprobamos que se parecía más a un empresario del sur de Italia que a uno de la ilustrada Cataluña. Por este tiempo ya no pertenecía al Comité de Empresa, pero sí que estuve interesado en conocer qué relación tenía Vitrex con el grupo Rayen, que al parecer es quien compro la empresa; ¿quién era el señor Casajuana en el mundo empresarial, cual su participación en esas sociedades, qué era el grupo Rayen?, etc., pero aunque habrá gente que diga que es muy fácil saberlo porque el Estado tiene súper controlado a todo el mundo, no logré enterarme de casi nada. Ni los sindicatos con presencia en la empresa, tampoco; no creo que por incompetentes, sino porque no tienen el poder institucional que a veces se les atribuye y por que la Administración y las leyes, en este tema, son cada vez mas opacas y más favorables al desarrollo de las mafias económicas. Por entonces terminé mi relación laboral con la mentada empresa y ya me importaba poco ¡Si nunca logre saber del todo quien mandaba allí, ahora aun sabía menos!

Por lo que he podido enterarme por los foros antes descritos, por informes del Comité de Empresa o por testimonio de algunos ex compañeros, el señor Casajuana tendría diferentes propiedades, un barco amarrado en Castelldefells, un avión en Sabadell, casas en Sitges, Castelldefells y Barcelona y una cuenta en ginebra con más de 1000 millones de las antiguas pesetas, y si ahondamos más en el chafardeo parece que se gasta cada verano en dinero negro para su barcos más de 20.000 euros en gasolina y puertos. Yo solo digo lo que he oído y visto escrito.

También, entre las presuntas prácticas anómalas, el comité de empresa denuncia "gastos injustificados", como la facturación con cargo a Vitrex de obras de arte por valor de unos 134.000 euros adquiridas por una empresa del hijo de Casajuana, quien tuvo responsabilidades en la administración de la firma y en otras sociedades del grupo. También exigía a la administración concursal, que interpusiera acciones de reintegración por cuatro medidas adoptadas en los dos últimos años que perjudicaron a la firma económicamente. Una de ellas se refiere a la inversión de casi dos millones de euros, asumida por Vitrex, para la construcción de una nave logística para el grupo Rayen. Otra acción sería el posible desvío de beneficios (1.2 millones) a una empresa paralela que se han montado llamada Vitrex Menaje. 

La verdad es que yo ya tengo la experiencia de haber visto irse mucha gente de esa fábrica; unos contentos, la mayoría resignados, bastantes con rabia y hasta con odio. Esto que ha pasado ahora no es nuevo, solo que la coartada de “se hace por salvar la Empresa” ya ni la usan. Ahora van a tajo parejo. 

En cuanto al comite de empresa actual, aún en lo poco que he tenido ocasión de tratarlo, solo puedo decir que lo he visto sensibilizado, unidos sin fisuras y con voluntad de hacer bien las cosas; no es justo decir que un órgano representativo y plural es malo y los representados que lo han elegido son buenos, o viceversa. El Comité de Vitrex, sin duda, es expresión calcada de lo que es su plantilla. El haber rechazado la oferta de la empresa es lo lógico, sabiendo que el expediente es fraudulento y que detras hay un grupo empresarial de la misma división industrial y una familia de multimillonarios que se lucran cerrando empresas. Era miserable, esa oferta, aunque la autoridad competente se ha permitido el rebajarla más para humillación de los empleados.




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