José Luis Corral Lafuente es un historiador, catedrático de universidad y escritor español.
Este verano, recorriendo algunas líneas férreas en desuso, he vuelto a
comprobar la increíble dejadez de Renfe. En la sociedad que gestiona los
ferrocarriles públicos españoles o no se han enterado o no quieren saber lo que
está pasando con un patrimonio extraordinario. Dirigida habitualmente por
conmilitones afectos al poder gubernamental de turno, en algunos casos carentes
de la mínima capacitación, los políticos de Renfe, supongo que siguiendo
directrices superiores, se han volcado en los últimos treinta años en las
líneas de Alta Velocidad (AVE) y en las de Cercanías de Madrid y de Barcelona,
y a los demás, que les den, bueno, a algunos, porque a los extremeños o a los
turolenses más bien no les dan nada. El riquísimo patrimonio ferroviario
español sufre un deterioro brutal, pese a que el artículo 149.28 de la
Constitución encomienda al Estado la «Defensa del Patrimonio cultural,
artístico y monumental español contra la exportación y la expoliación». Basta
recorrer las vías abandonadas para encontrar decenas y decenas de edificios de
propiedad pública, que en su día fueron magníficos y construidos con materiales
de calidad y diseño exquisito, ahora saqueados, vandalizados y expoliados
debido a la inoperancia de Renfe, que durante años ha permitido, y sigue consintiendo,
que ese patrimonio se vaya al garete. Edificios estupendos, antiguas estaciones
de tren, pabellones y almacenes se convierten en ruinas una vez que los
ladrones han hecho su faena y se han llevado muebles singulares, campanas de
bronce (aquellas que hacían sonar los jefes de estación cuando daban la orden
de partida a los trenes), relojes de forja, valioso material industrial,
puertas, ventanas y cuanto se tercie, sin que se haya hecho nada por evitarlo.
Todos estos robos y todo este deterioro se han perpetrado con la cómplice
aquiescencia, o la indiferencia, que para el caso es lo mismo, de varios
insensatos directivos de Renfe, que ni han sabido ni han querido salvaguardar
esos bienes.
LAS FOTOGRAFÍAS SON DE... NO ME ACUERDO, QUE PARA TODO HAY QUE TENER MEMORIA Y YO NO LA TENGO.
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