martes, 15 de mayo de 2018

Charrada. Las guerras étnicas y tribales en España.

Joaquim Torra Pla

          Nuestro paisano Federico Giménez Losanos insulta una vez más al presidente del gobierno de España y le dice que no tiene cojones para bombardear Cataluña (me imagino que después de sacar de allí a todos los españolistas, sean de raza catalana o no), y los nacionalistas catalanes eligen a un president neonazi que cree que la raza catalana es superior a la española; los catalanes -dice o escribía hace unos años- son muy trabajadores y productivos, de piel más clara y mandíbula europea; los españoles son más morenos de pigmento y holgazanes, un subproducto racial degenerado como toda la raza magrebí o de la Mauritania de donde dice que procedemos. Esta asustado porque cree que la raza catalana puede desaparecer por la emigración a Cataluña de mauritanos, sobre todo de la Andalucía, Murcia, La Mancha, Aragonia o la Extremadura.

          Qué curioso, los fascistas de las JONS, decían que los españoles, en los que incluía a los catalanes, que la raza española se había degenerado por la sangre moruna después de 800 años de ocupación musulmana, y que las ideas rojas de algunos degenerados era una expresión de esa degradación ¡Había que depurar! Además de los judíos, que también dejaron su impronta, no solo en España sino en toda Europa; para mal, por supuesto. Casi todos los fundadores de la masonería, del socialismo y del comunismo eran de supuesta raza judía (en la que hay negros y rubios, por cierto).
          Algunos ingenuos creíamos que todas estas tonterías habían desaparecido de nuestro universo cultural, pero no, estamos en la Edad Media. Cualquier día volvemos a las cruzadas, a los reinos peninsulares y de taifas, a las guerras tribales, de casta, etc., y bombardeamos Cataluña o nos bombardearán a nosotros (aunque en Teruel no van a encontrar gente ya porque se habrá ido toda). Menos mal que aquí, en la Península Ibérica, tenemos una sola religión: la Católica, Apostólica y Romana; de las otras hay pocas y los agnósticos y ateos lo ocultan para que no le quiten los festivos y hasta celebran las fiestas, que en eso no sé de qué raza rara somos, que los herejes de este país santificamos las fiestas, vamos a las procesiones, a misa, a comulgar y bajo palio si es menester con tal de tener jarana (en eso igual tienen razón los nacionalistas catalanes cuando dicen que son diferentes a las otras tribus, incluida la lusitana, que para las fiestas, los catalanes, son poco dados y un poco sosos).
          Solo nos faltaría las guerras de religión. Por ahí nos libramos. Menos mal. No se van a enfrentar la Pilarica con la Moreneta. La lucha de clases también ha desaparecido. Pero la de razas está en apogeo.
          Me estoy quitando los dientes y haciéndome implantes; la doctora que me atiende dice que tengo una mandíbula poco común, ella es sudamericana, posiblemente amerindia, más bien mestiza por los rasgos ¿De qué raza seré yo? Los Martín vienen de infanzones de Occitania, seguramente de raigambre germana o celta, y los Mombiela de raza judía. Mismamente como los catalanes, quizá de ahí viene mi inclinación por el cava catalán y mi afición al Barça; algo imperdonable en un aragonés que se creía puro de raza baturra como yo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario