“Ciudadanos” es un
partido que mola a cada vez más gente: entre otras cosas porque en Cataluña va a contra
corriente del sistema allí imperante, lo cual le da ciertas simpatías entre los
votantes de derechas más instruídos de las regiones españolas del interior,
pues el PP se está quedando como un referente trasnochado y cada vez más
parecido al partido italiano de Berlusconi pero sin la categoría de tener un
Berlusconi. Además en la propia Cataluña parece que sus apoyos electorales
proceden sobre todo del llamado “cinturón rojo industrial" donde su población
obrera, mayormente en paro o en precario, esta “invisible”, abandonada por la
izquierda tradicional en Cataluña, aducida, como está allí la izquierda, por el
nacionalismo reivindicativo de la burguesía catalana.
Se trata de un
partido, que no quiere ser ni de derecha ni de izquierda; que como casi todos
(también Podemos ha entrado en esta categoría imposible de clasificar) quiere ser de centro y
desideologizado, como lo fue la UCD (que luego resultó que era un refrito de
cristianodemócratas, liberales, socialdemócratas, ex falangistas y arribistas
varios); como si no tener ideología fuera posible en política, por lo menos en
política seria. Diseñado con un márquetin perfecto, con líderes, guapos,
respetables, domingueros y muy bien aseados, peinados y vestidos. Al contrarios que los de
Podemos, IU o la CUP, que van sin corbata y, a veces, en camiseta, como si fueran de acampada.
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Su lideresa en
Cataluña es un Crack, que se dice ahora; veremos lo que dan de sí. A corto
plazo pueden tener muy buenos resultados aunque yo creo que el suelo del PP y del PSOE es mayor del
que le dan las encuestas; son partidos (el PP y PSOE) que han arraigado en la
sociedad, han tejido redes clientelares fuertes; tienen grandes vínculos en
Europa y EE.UU y apoyo de los lobbies mediáticos y económicos. Además tienen mucha experiencia en recomponerse y en hacer digo donde digeron Diego y seducir a su electorado con soflamas emotivas, simplistas y tópicas.
Por eso creo que un
partido creado a golpe de diseño, no tiene mucho que hacer a medio o largo
plazo. A Ciudadanos se le tenía arrinconado mientras los medios de comunicación
le daba cancha a Podemos porque se creía que eso dañaba al PSOE y también al
ascenso que a IU se daba en las encuestas, pero en cuanto se vio que este
partido “contracorriente” (más que antisistema), era algo serio y subía como la espuma,
se asustaron, y quienes manejan los hilos de verdad en la política y en la economía, se volcaron
con Ciudadanos y marginaron y criminalizaron a Podemos tachándolos de "bolivarianos" y tercermundistas para asustar a las clases medias. A los poco expertos e ingenuos podemistas les ha cogido con el pie cambiado y han quedado un poco moqueados. Al menos de momento, pues sus perspectivas estaban idealizadas.
Hay quien dice desde
la izquierda que Ciudadanos es una creación de los “poderes facticos” de la
derecha, opinión muy abundante entre los simpatizantes de las ideas
“conspiranoicas”, siempre irracionales y más propia de la extrema derecha
aunque a veces también aparecen en la izquierda pero, aunque así fuera, no se
tiene éxito sin méritos propios. Por ejemplo, hay están UPyD y Vox, unos
fracasos monumentales a pesar de los fuertes apoyos mediáticos y económicos que
tuvieron estos partidos.
Pero ¡ojo! Que los
proyectos de recrear un centro político biempensante y respetable siempre
fueron un fracaso en España. Acordémonos de la UCD, CDS o “la “operación Roca”, todos ellos con gran apoyo de los medios de comunicación y financieros (a los que por cierto, los bancos le perdonaron las deudas).
Mientras tanto,
deberíamos analizar, más allá de la estética tan higiénica de Ciudadanos, cuál
es su programa, si es que nos importa el programa (que nos debería importar),
pues lleva más propuestas de copagos, negar la sanidad universal, más
flexibilidad laboral, el privilegiar le deuda del rescate a los bancos por
encima de las necesidades de la gente, el Trasvase del Ebro (de nuevo, ahora,
que hasta los más centristas del PP lo han abandonado por inviable) y algunas
cuestiones bastante problemáticas que aborda, yo creo que más por inexperiencia
o por demagogia que por otra cosa, como la de eliminar la mayoría de los
municipios.
Como las instituciones
y los políticos están en horas bajas, pues vamos a quitar políticos; es decir
vamos a cargarnos a los alcaldes y concejales de los pueblos que son los que
más cobran y los que se han llevado el dinero a los paraísos fiscales y son, al
parecer, los que nos han traído la crisis. Con la propuesta de Ciudadanos, en
Aragón quedarían 23 municipios de los 731 que existen actualmente y que, con
mucho sacrificio y esfuerzo, prestan los servicios básicos e inmediatos a sus
habitantes. La propuesta es delirante. Así, Teruel (tan extenso como el País
Vasco) tendría solo dos municipios y los aproximadamente 200 restantes serían
sucursales de Teruel capital y Alcañiz. Por no hablar de más de un centenar de
municipios y entidades locales pirenaicas que verían como sus problemas y
servicios más inmediatos se gestionarían a decenas de kilómetros en un despacho
de Jaca, Huesca o Barbastro. Zaragoza, despoblada y con problemas de cohesión,
se estructuraría en 13 localidades. Sería la “rematadera” para nuestros
pueblos. La despoblación de parte de España...
A estas medidas, se
une otras que demuestra el desconocimiento de la realidad del mundo rural. Sería bueno que estos
biempensantes aparcaran por un día sus muchos másteres y postgrados y visiten
algunos de nuestros municipios. Que conozcan el trabajo que se hace en nuestros
pueblos. Que abandonen las conferencias en los grandes hoteles de Madrid y
Barcelona y conozcan la realidad social de las áreas rurales y de quienes
trabajan en ellas; la mayoría sin cobrar nada o simplemente las dietas. En sus
libros de cuentas y en sus programas esta realidad es invisible. Ni la conocen
ni parece que tienen interés en conocerla.
Lo que tendrían que
hacer Ciudadanos y los demás partidos es presentar propuestas que respeten la
autonomía de los municipios, en dotarles de financiación adecuada y en
dignificar el trabajo de miles de personas que en aras del bien colectivo
sacrifican su tiempo libre y su descanso de forma altruista y generosa. Lo que
no quiere decir que no se les critique si se cree que gestionan mal o “aparan
el cazo”.
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