Lo dijo el señor Maragall en aquella histórica
sesión del Parlamento de Cataluña donde, cabreado, el líder del partido
socialista catalán rompió la ley del silencio de las castas gobernantes; el 3%
fatídico, que en ocasiones era o es
mucho más. Está por todas partes. Sale en la Gurtel, en Cataluña y en todas las naciones de las Españas; también
en Aragón. En el Ayuntamiento de Zaragoza, con las contratas y otras “yerbas”,
cuentan y no acaban los que se han metido a gobernar lo ingobernable, la de
mamoneos, irregularidades, el mirar para otro lado y, (“piensa mal y acertaras”),
“aparar el cazo”.
Puede que muchos de los problemas
para que las ¿izquierdas? del ayuntamiento de Zaragoza y de las Cortes de
Aragón no se pongan de acuerdo, estén en ese miedo de algunos a levantar las alfombras y
salga la suciedad donde todos los partidos que tuvieron responsabilidades de
gobierno están implicados, aunque no todos los políticos de esos partidos lo estén. Limpiar el salón crea "desestabilidad" y donde hay "desestabilidad"
no puede haber recuperación, según el catecismo oficial. Sobre todo,
recuperación de los que pueden perder la ocupación.
Como ejemplo, en Cataluña; el
aprendiz de mártir señor Más le ha dicho a los izquierdistas y hasta ahora
coherentes chicos de la CUP, que se olviden del 3%, de la corrupción, de los recortes sociales y demás
mandangas; que sean patriotas catalanes y le apoyen para formar gobierno. Aquí
en Aragón, donde
reina el patriotismo español, también se les pide a los
novatos podemistas y demás perroflautas que sean patriotas (españoles en este
caso) y dejen de marear la perdiz ¡Que Santiago y cierra, España, coño!
No sé cómo acabará todo. Pero veo a
los nuevos muy bisoños; si no terminan integrándose en el sistema de corrupción
imperante en este país, terminaran apareciendo como los malos de la película.
Los demás tienen mucha experiencia en jugar en este casino; son trileros
profesionales y tienen muchos apoyos de medios de comunicación y económicos que
están interesados en que la riada se controle y todo vuelva a su cauce. Y si
no, como dicta la ley de la amoralidad: "todos tenemos su precio", o como decía el
padrino: “tengo una oferta que no la vas a poder rechazar”, como les dijeron a
los griegos que querían cambiar el modo corrupto de hacer política en su país.
Reflexión de un pedante empedernido (anónimo):
Quien
piense que tiene algo que decir o escribir, que tenga enjundia o
sustancia y no molestar a nadie, es que en realidad no tiene nada que
decir o escribir que tenga enjundia o sustancia.
¿Quién dijo eso de que "los politicos y los pañales hay que cambiarlos con frecuencia, y por los mismos motivos".
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