J. L. Corral |
El nombre del llano de la Almozara recuerda el rico pasado árabe de la
ciudad de Zaragoza. En esa lengua, la palabra almusara tiene un doble
significado: es a la vez un campo o finca donde se siembran cereales y también
un lugar en el que se celebran manifestaciones festivas, sobre todo alardes,
torneos y desfiles militares. Y eso fue precisamente a lo largo del siglo XI la
Almozara de Zaragoza. En ese amplio espacio entre el río Ebro y el palacio sede
de los reyes de la taifa de Saraqusta se organizaron paradas militares del
ejército de la dinastía de los Banu Hud.
En ese llano desfiló en varias ocasiones Rodrigo Díaz de Vivar, cuando
fue, entre 1081 y 1086, el principal general y defensor del reino musulmán de
Zaragoza. Sí, Rodrigo sirvió a las órdenes de sus reyes Al-Muqtádir, Al-Mutamin
y Al-Mundir. Sí, el Cid, ese extraordinario personaje, tan manipulado y
tergiversado, al que Per Abat dedicó un grandísimo poema épico en el que fundió
varios relatos y crónicas históricos, canciones de gesta, guías de viajes,
romances y poemas, creando una de las epopeyas más sublimes de la literatura
medieval europea, dirigió las tropas musulmanas saraqustíes y las dirigió
contra los cristianos aragoneses, riojanos y barceloneses.
Palacio de la Alfajería |
El palacio de la Aljafería es un monumento
fortificado construido en Zaragoza en la segunda mitad del siglo XI por
iniciativa de al-Muqtadir como residencia de los reyes hudíes de Saraqusta.
Este palacio de recreo refleja el esplendor alcanzado por el reino taifa en el
periodo de su máximo apogeo político y cultural.
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