sábado, 24 de diciembre de 2016

Narrativa. Aprovechamiento Tradicional del Agua de Riego en Samper de Calanda (I).

Pincha para ampliar
El pasado viernes, día 23 de diciembre, se celebró en La puebla de Hijar la presentación del RUJIAR, del CENTRO DE ESTUDIOS DEL BAJO MARTÍN, al cual se puede acceder completamente a sus interesantes trabajos, pinchando aquí mismo.
Uno de esos trabajos corresponde a nuestro amigo y paisano Miguel Gracia Fandos y lo titula: “Aprovechamiento Tradicional del Agua de Riego en Samper de Calanda”. Un trabajo muy completo que recomiendo Leer. También aprovecho para recomendar la lectura de todo el Rujiar y agradecer a esta asociación (a la que pertenezco), su trabajo por investigar y difundir nuestra historia, cultura, tradiciones, etc. Pinchar aquí si se quiere acceder a todo el trabajo de Miguel y otros del RUJIAR que presenta el Cento de Estudios del Bajo Martín...
INTRODUCCIÓN
La huerta ha sido hasta hace décadas la mayor riqueza de Samper de Calanda, lo mismo podría decirse de todos los pueblos de la Comarca, basta comprobar que todos los pueblos de la cuenca media y baja del río Martín están siempre situados, más que próximos al río, proxímos a las superficies regables, a las huertas que se han podido regar con el agua del río.
En estas tierras de lluvias tan escasas y por lo tanto de secanos tan poco productivos, poder llevar agua de riego con alguna regularidad a determinadas parcelas, ha permitido multiplicar las cosechas que con resultados muy inciertos pueden obtenerse en este secano (trigo y otros cereales de invierno, vid y olivo) y conseguir cosechas que sin el agua de riego sería imposibles en nuestra comarca como la alfalfa, maiz, habas y sobre todo patatas y hortalizas que tan importantes han sido en una agricultura de subsistencia. Decir que la huerta ha sido la mayor riqueza de Samper podrá resultar correcto, pero seria más correcto decir que la huerta ha sido la riqueza que ha permitido la existencia de Samper de Calanda.

Hasta hace décadas la agricultura era de subsistencia, esto es que un labrador podía mantener a su familia y poco más, lo que implicaba que un elevadísimo porcentaje de la población tenía que dedicarse a la agricultura. Y la alimentación suponía un elevadísimo porcentaje de los gastos que implicaba sacar adelante a una familia. Otras necesidades básicas (no deja de ser una redundancia, entonces no se concebían otras necesidades que las básicas) como el vestido o la vivienda se solucionaban como mejor se podía con muchos menos recursos de los que implicaba obtener “el pan de cada día”. Además, la mayor parte de la población tenía que vivir muy cerca de los lugares dónde se producían alimentos, puesto que tampoco existían los medios de transporte rápidos y eficaces, como los conocemos actualmente, que resultan absolutamente necesarios para abastecer a la población urbana actual.

Lo cierto es que la alimentación nunca ha sido tan barata y fácil de obtener como actualmente. Hasta hace décadas, la posibilidad de producir alimentos en una comarca, marcaba el límite de la población que esa comarca podía mantener, lo que no solo ha condicionado el número de habitantes, sino también el tamaño de los habitantes. Así, leemos que en Samper de Calanda en el año 1904:

Se tallan 26 mozos y el minimo de estatura exigido se cifra en 154 centimetros” 1

Lo quiere decir que hasta entonces la talla había sido inferior. Y había mozos que no daban la talla. Y ese fenómeno no era exclusivo de Samper de Calanda ni de su comarca, era general en toda España... y en otros paises.

Cuando digo que la huerta ha sido la mayor riqueza de Samper de Calanda, es difícil calcular su valor con parámetros actuales, en los que además todo se valora en dinero. Para mejor entender el valor de la huerta valdrá la pena comparar el valor de los productos que se pueden obtener con el trabajo y otros bienes con los que se puede comerciar.

Mi suegro, Antonio Sobradiel Jariod, a sus 85 años ha contado muchas veces que cuando empezó a trabajar, en aquellos años de la posguerra que fueron tiempos de hambre, racionamiento y estraperlo, su jornal era de 10,5 pesetas al día. Un kilo de pan valía 10 pesetas, y un litro de aceite 50 pesetas. Por entonces también 1 kg. de trigo valía lo mismo que 1 kg. de pan.

Podemos hacer unos cálculos sencillos que nos permitirán ver la evolución de algunos precios relacionados entre sí.

Actualmente, después de años de degradación del mecado laboral por la crisis, el salario mínimo por dia es de 21,84 € diarios2 que equivalen a 3634 pts. Haciendo los cálculos, resulta que la mano de obra se ha multiplicado por 346.

El pan cuesta 2,70 € en su formato más económico (1,35 € cada pieza de medio kg.)3 que equivalen a 449 pts./ kg. resulta que el pan se ha multiplicado por 45.

El trigo, el de mejor calidad cotiza a 195 €/ Tm.4 que equivale a 32,46 pts/kg. resulta por tanto que el trigo se ha multiplicado por 3,25. Si alguien tiene el humor y la moral de calcular cual sería el salario minimo si hubiera evolucionado igual que el trigo, podrá comprobar que sería de 0,2 € diarios.

Obviamente el trigo también se ha devaluado respecto al pan, por entonces, un labrador con un kg. de trigo podía tener un kg. de pan. Actualmente tiene que vender casi 14 kg. de trigo para poder comprar 1 kg. de pan en su formato más económico. Esto también nos indica la pérdida de importancia de la agricultura dentro de la economía en general.

Con estos datos creo que sobra cualquier explicación sobre la devaluación que ha tenido la producción agrícola sobre la mano de obra, desde aquellos tiempos de hambre hasta nuestros días. Otras comparaciones se podrían hacer como ¿cuánto costaba un piso en Zaragoza, en relación con el salario mínimo, o con 1 Ha. de huerta? pero resultaría prolijo y nos sacaría del tema. Baste decir que estas cifras nos ayudan a entender que la huerta, mas que la mayor riqueza de Samper, ha sido la riqueza que ha hecho posible la existencia de Samper de Calanda. Y nos ayudan también a entender por qué la huerta está en un grado tan avanzado de degradación y abandono. Esto si, no quiero dejar pasar la ocasión de expresar mi perpleja admiración por esa generación de la posguerra que en semejantes condicinones encontraron la manera de salir adelante ¡y de criar más hijos de los que se han criado desde entonces!

Antes de que hasta la degradación y el abandono sean sepultados por el olvido, me tomo gustosamente el trabajo que me está costando escribir esto, con la intención de aportar todo lo que buenamente pueda, para reflejar lo que ha sido el aprovechamiento tradicional del agua de riego en Samper de Calanda. Por que el uso del agua de riego en Samper de Calanda, se ha basado fundamentalmente en una cultura oral. Cierto que en la segunda mitad del siglo XIX como consecuencia del desarrollo de las Leyes de Aguas de la época, el regadío de Samper de Calanda que aprovechaba las aguas del río Martín, tuvo que constituirse en Comunidad de Regantes, con sus correspondientes Ordenanzas de Riego, en las que se establecía la existencia de una Junta General, que entre otras cosas elegiría un Sindicato de Riegos (que sería el equivalente a una Junta Directiva) y un Jurado de Riegos para juzgar las faltas (o excesos) que se produjeran en el aprovechamiento de las aguas. Antes de señalar lo que me parecen unas clamorosas carencias de las Ordenanzas de Riego de Samper de Calanda, quiero decir que la creación de las Comunidades de Regantes me parece lo mejor que se pudo hacer en su época para ordenar y promover el regadío.

No se oculta, que si el agua de riego era la mayor fuente de riqueza, su administración era también la mayor fuente de conflictos. Los regantes se manejaban en un laberinto de derechos, servidumbres, privilegios, etc., legados por los antepasados y que no siempre se interpretaban de las misma manera. En caso de diferencias, cada parte podía desarrollar su razonamiento de forma unilateral, por no decir autista, incluso durante generaciones, puesto que con el campo se heredaba la problemática y, en conflictos que se renovaban cada ador, antecedentes hay de que las palabras airadas dejasen paso a los hechos, y alguna herramienta hecha para el trabajo de la tierra ha sido lanzada con saña a la cabeza del competidor, o escopetas de caza que se han apuntado a quién disputaba el agua de riego.

El órgano supremo de la Comunidad de Regantes es la Junta General, en la que todos los regantes tienen derecho a voz, y a los votos proporcionales a la alfarda que paguen (cada 25 áreas corresponden a un voto). El simple hecho de poder hablar de cualquier problema de riego en público, socializaba el problema, dando ocasión a conocer otras interpretaciones más neutrales y facilitando mediaciones. De hecho, en Samper de Calanda y desde comienzos del siglo XX, el único conflicto por aguas de riego saldado con muertes, fue en 1931 en el Reguero, regadíos que por su poca superficie no estuvieron obligados a constituirse en Comunidad de Regantes, con sus Ordenazas de Riego y su Junta General, pero de estos regadíos del Reguero, espero tratar más adelante.

Esas Ordenanzas de Riego, que resultan prolijas en cuanto al funcionamiento de la Junta General, a la elección y renovación de los miembros del Sindicato y del Jurado de Riegos y otros aspectos más jurídicos que técnicos; pasan muy someramente sobre el uso de las aguas, de hecho, de los 96 artículos que tienen las Ordenanzas, solamente 6 están dedicados al uso de las aguas.

Obviamente las Ordenanzas de Riego de la Villa de Samper de Calanda se hicieron sobre una plantilla preparada para muchas comunidades de regantes que por entonces tenían que constituirse. Lo único que encuentro que personaliza estas Ordenanzas y las hace intransferibles a otras comunidades de regantes, son los nombres de las acequias de Samper de Calanda: la Vieja y la Nueva, la Acequieta, las hijuelas de la Doveria5 y del Camino de Zaragora a la derecha, y las acequias de Pompeya, de Jatiel y del Rey a la izquierda del río.

Asi, en el artículo 35 de las Ordenanzas se lee:

“cuando se cargue o encabece el agua en las acequias (...) se dará riego por turno, y fila6 ante fila hasta su conclusión”

Esta es una norma general y muy básica que no servía para optener el mejor aprovechamiento posible del agua disponible en un sistema de acequias tan complejo como el de Samper del Calanda. Como se verá más adelante, el mismo Sindicato de Riegos interrumpía el riego en determinadas filas y destinaba el agua a otras parcelas con la intención, avalada por una experiencia ancestral, de optimizar el uso del agua de riego, y más concretamente de recoger las agotaduras7 de los que regaban en la acequia de arriba. En un sistema de riegos tan imperfecto como el tradicional, estas agotaduras, podían suponer más del 30 % del agua destinada al riego. En un sistema de riegos moderno estas agotaduras, que son aguas perdidas en una acequia y tienen que minimizarse. En un regadío tradicional, como la tecnología no permitía evitar significativamente esa agotaduras, se utilizaban para aumentar el caudal de la acequia de abajo.

Por otra parte, hay parcelas que no se riegan mediante ninguna fila, a las que al agua llega directamente desde la acequia: las paradas. Y eso que cuando se aprobaron las Ordenazas de Riego, se diferenciaban las paradas bajas que tenían pleno derecho de riego, y las paradas altas, que tenían riego restringido a un ador sin otro pagando media alfarda. En las Ordenanzas de Riego de Samper de Calanda no se mencionan para nada la existencia y singularidad de las paradas.

Tampoco aparecen en las Ordenazas de Riego en nombre de ninguna enfila de las que hay para llevar el agua de riego desde la acequia hasta cada parcela. Esas tomas de agua: las enfilas son muchas, docenas a lo largo de todas las acequias. Supongo que hoy las numeraríamos, pero como estamos tratando de una huerta que lo es desde tiempo inmemorial, resulta que cada enfila tiene su nombre. El caso es que nadie sabe cuantas son, todos los expertos a los que consulto (que por motivos obvios todos peinan canas) coinciden en una primera afirmación: “-Yo no me se el nombre de todas”-. Pues bien, ninguno de los nombres de esas enfilas, imprescindibles para entender la administración del agua de riego en Samper de Calanda, figura en las Ordenanzas de Riego de Samper de Calanda.

Pese a todo no me atrevería a afirmar que las Ordenanzas, que en su día fueron exigidas por la Administración, y ratificadas por regantes muy competentes de entonces, sean malas, aunque estén incompletas, y resultaran mejorables. Supongo que el interés de la Administración era tener en el Sindicato de Riegos un interlocutor válido de todos los regantes de la Comunidad, y no tenía ningún interés en considerar usos y costumbres que nadie conocía mejor que los regantes y que no contravinieran lo previsto en las Ordenanzas que daban gran autonomía en la administración de las aguas8. Por otra parte los regantes no tenían ninguna necesidad de reflejar esos usos y costumbres que permitían un mejor aprovechamiento del agua de riego ¡porque ya los conocían!

De esa parte quiero hablar. De esa cultura del riego oral y que no está incluida, o por mejor decir especificada en las Ordenanzas de Riego de la Villa de Samper de Calanda.

Antes de terminar esta introducción que ya se me está haciendo larga quiero decir que el primer problema que me encuentro a la hora de escribir conceptos habituales en la expresión oral es precisamente ese, escribirlos, porque cuando siempre se ha dicho “zaica pompea”, escribir acequia de Pompeya resulta hasta pretencioso, claro que escribir zaiqueta o ceiqueta, en lugar de Acequieta, solo quedaba bien en las notas que el último veedor ponía en la puerta del auxilio9, Ya me aclararé como mejor pueda poniendo en bastardilla alguna expresión oral que no coincida con lo escrito según los cánones. Puestos a molestar, más me molesta leer “Acequia de Pompella” que, en estos tiempos de “incuria y atrevimiento” que diría Tierno Galván, se lee en el GOOGLE MAPS.
1 ALEJANDRO ABADÍA PARÍS. Samper de Calanda, siglo XX. Ediciones 94.
2 R.D. 1175/2015. BOE 30-12-2015
3 Tarifa de precios en el horrno que fue de Pelicos.
4 Lonja de Albacete el 21-07-2016. En la Lonja del Valle del Ebro el trigo de mejor calidad aparece sin cotización.
5 La Hijuela de la Dovería tenía el azud a la altura del puente Negro, en el ffcc a Barcelona, regaba hasta donde está hoy la depuradora. Se perdió en las primeras décadas del siglo XX, supongo que puesto en servicio el pantano, los adores eran más regulares y dejó de compensar mantener el azud y la acequia. Desde entonces riegan con la Acequieta.

6 Fila sería al brazal desde la salida de la acequia hasta la última parcela. En lenguaje hablado se dice enfila, y alude especialmente a la tajadera que abre o cierra el paso del agua de la acequia al brazal.
7 Se entiende por agotaduras el agua que por la imperfección de los sistemas de riegos se escapa de los “paraderos”, que sobra o que mas o menos rápidamente se filtra de las parcelas regadas, aguas que lógicamente realimentan otras acequias aguas abajo o al propio río.
8 “Art 95. Estas ordenanzas no dan a la comunidad de regantes ni a ninguno de sus participes derecho alguno, que no tengan reconocido por la leyes, ni les quitan los que con arreglo a las mismas les correspondan.”

9 Edificio que en Samper de Calanda está frente al Ayuntamiento y en el que está la oficina de correos y tiene la sede la Comunidad de Regantes y otras asociaciones. En la posguerra estuvo allí el AUXILIO SOCIAL y aunque el edificio se renovó completamente, en la prática se le sigue denominando con ese nombre.

Próximo capítulo:


LA HUERTA DE SAMPER DE CALANDA
CONDICIONANTES Y ANTECEDENTES

No hay comentarios:

Publicar un comentario