viernes, 10 de mayo de 2013

ArtiCulo: Cambia la Ley de Lenguas, y tornará a cambiar cuando gobiernen otros.



Nombres oficiales aprobados.
El antiguo castellano era solo un dialecto románico de los montañeses y vascos. Este primitivo castellano se formó en una zona que va del norte de Castilla la Vieja y Cantabria, hasta los confines de la Rioja, justamente un territorio donde se hablaba vasco.

El gallego se expande por el oeste hasta el sur, dando lugar al bloque galaico-portugués del que derivan los actuales gallego y portugués; el castellano se expande como una cuña, en la conocida imagen acuñada por Menéndez Pidal, dejando aislados y absorbidos a sus dialectos fronterizos: astur-leonés (actual bable, o simplemente leonés, según denominación del citado Pidal) y navarro-aragonés; y el catalán se expande por el este de la península y las islas Baleares.


El avance de los dialectos hacia el sur se explica como un proceso de mediación lingüística. El valenciano es una variante del dialecto occidental del catalán y surge como consecuencia de una nivelación con el aragonés. El valenciano sería el resultado de un proceso de igualación idiomática entre el catalán oriental, el occidental y el aragonés". 

A su vez, el portugués sería como una adaptación del gallego al habla de las comunidades mozárabes de Coimbra y Lisboa, conquistadas en el siglo XII. 

El castellano más que la lengua de una potencia castellana expansionista, como les gusta decir a los nacionalistas catalanes, sería una coiné, lengua franca vehicular o lengua de relación política y comercial, que terminaría asimilando al antiguo latin vulgar de los vascones, a los dialectos leoneses, a los navarro-aragoneses y a los mozárabes del centro y sur, siendo también lengua de relación en las áreas de influencia oriental y occidental, en donde sin embargo se mantuvieron sus lenguas particulares o vernáculas como de relación local y familiar.  

Por otro lado, ante la rápida absorción del leonés por el castellano, el gallego se vio privado de un dialecto de transición hacia el este. Por este motivo, "la coiné que el gallego terminaría por desarrollar fue una lengua franca sólo meridional, que representaba una transición hacia el mozárabe, pero intentaba a la vez mantenerse diferenciada del castellano, que era el enemigo real." Lo que sucede es que esa coiné, que terminaría siendo el portugués, tenía una mayor voluntad de diferenciación por razones políticas y de conciencia de sus hablantes. Reforzado todo esto porque Portugal se mantiene como estado independiente desde mediados del siglo XVII.

Lo supremacía en España del castellano no sería pues producto de una opresión castellana a los pueblos periféricos de la península ibérica, sino la consecuencia lógica de está coiné a absorber y fundirse con la mayoría de dialectos románicos o de latín vulgar rústico y su eficacia como lengua de relación comercial, política, cultural, etc.; mucho mayor, en el caso del castellano, que los dialectos gallego-portugueses o catalano-valencianos, que son muy rígidos y poco moldeables, o por lo menos lo eran en aquella época. Una situación que se da y se ha dado en otras latitudes donde existen variedad de dialectos y lenguas habladas y en las que a veces ha triunfado la más vulgar, la más simple o la menos conservadora (caso del inglés, frente al francés o a las lenguas célticas.

Eso nos lleva a tres conclusiones, aunque algunos no lo quieran reconocer; porque en Aragón, y en Cataluña, somos muy cabezudos:

La primera, es que la supremacía del castellano frente a otras lenguas de la península responde a su modernidad en la España de la Edad Media, del Renacimiento y épocas posteriores y a su rápida y espontánea normalización como lengua franca y vehicular en la península Ibérica, aceptada y adoptada en tiempos, incluso, por las elites portuguesas hasta mediados del siglo XVII, y por las catalanas y vascas hasta principios del XX; por supuesto, también por las gallegas y valencianas hasta hace bien poco.

La segunda, es que lo que se habla en la llamada franja oriental de Aragón es Catalán en su variedad occidental: leridana, ribagorzana o tortosina, pero catalán en plenitud.

Y la tercera, que con el aragonés (la Fabla), lo que se intenta, es recrear y actualizar un dialecto románico (que los clásicos llamaban navarro-aragonés), forzando mucho, creo yo, la unificación de sus débiles y dispersas fablas degradadas y casi extinguidas. Un intento romántico pero creo que con escaso futuro. 

El pitorreo es grande y ya se habla de un nuevo ecce homo en Aragón. 

Y la Generalidad de Cataluña quiere llevar a los tribunales a la Aragonesa (Gobierno de la Diputación General) ¡Por esto! ¡"TODOS A LA CARCEL"!que decía el cineasta Berlanga.

1 comentario:

  1. hace falta jeta para tratar distraer al personal con estos temas de pitorreo ,cuando se nos esta hundiendo la casa y estan pensando en pintar la fachada,esta visto que con politicos de esta casta no merece la pena el perder tiempo en mitines ,charlas ,declaraciones y mucho menos el ir a votar,a ver cuanto aguantan cuando se vean solos,aunque siempre tendran su guardia de fanaticos con poca responsabilidad. Guadalope

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