jueves, 28 de marzo de 2024

Testimonio. Semana Santa (Poner en valor) ADARVE 59 y un comentario propio


Introduzco aquí un enlace al Blog "Cierzo y Niebla" de Hijar donde se ofrece un escrito de EL ADARVE; está escrito por Pascual Ferrer Mirasol hace ya unos años, pero creo que no ha perdido actualidad y es muy apropiado traerlo a colación en estos días de nuestra Semana Santa..

Hago algunas pequeñas críticas sin "agritú", como diría Felipe González. Hay que reconocer que Hijar, fue sin duda donde explosionó esta costumbre en la antigüedad y la que contribuyó, en tiempos de la dictadura, a que renaciera de nuevo, pues quizá con Calanda, era el único sitio donde tenía cierto apogeo. En el resto de los pueblos o estaba en decadencia y al borde de la extinción o se había perdido. Escuché decir a mayores que en otros pueblos de la comarca se tocaba el tambor con anterioridad a la guerra civil y ya no se recuperó. A lo mejor es una “leyenda urbana”, o sea, rural en este caso. 
No es cierto, como leo en algunos blogs de la comarca, que en Samper no se tocara el tambor con anterioridad a la guerra, como han atestiguados algunos mayores que hemos conocido; mi padre, por ejemplo, me decía que en su juventud llegó a contar, en uno de los años de la década de 1930, 50 bombos y cien tambores; quizá exageraba, pues solemos exagerar cuando queremos ensalzar lo nuestro. A ver si aparece por ahí alguna fotografía anterior a 1930 donde se vean tambores y bombos. Tambien parece que es cierto que no había “romper la Hora” como ahora y que los tamborileros se concentraban por los arrabales de la Villa o de la Parroquia y confluían en la Placica. O que existían túnicas de distintos colores (propios de la Semana Santa del Bajo Aragón), negros, morados o azules, de distinta hechura o tipo de tela. Desgraciadamente en Samper no hemos tenido los extraordinarios fotógrafos que tuvo Hijar. Porque Hijar aunque nos cueste reconocerlo ha tenido y tiene cosas buenas.
La República, por un elitismo cultural desconocedor de la sociología de la España rural y de los complejos fenómenos populares (y un poco de anticlericalismo mal disimulado), intentó acabar con esta costumbre. El régimen fascista y clerical tampoco le fue a la zaga; intentó y lo consiguió en muchos sitios que el toque del tambor se limitara muy estrictamente y con control a los oficios religiosos, e intentó suprimir cualquier ligereza profana y festiva que era lo que le iba en realidad a la mayoría del personal. Hijar fue una excepción pues tanto sus curas como gente conservadora como el señor Laborda intentaron y consiguieron salvar la Semana Santa peculiar del Bajo Aragón de su desaparición; "Al Cesar lo que es del Cesar".
Eso si, Hijar se resistió numantinamente a que las mujeres salieran a tocar. Muchos paisanos de allí dijeron que en Hijar no tocarían nunca las mujeres. Se equivocaron. “No se le puede poner puertas al campo”. “Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible”. El avance hacia la igualdad de la mujer con el hombre, y en todos los terrenos, en este también aunque no sea el mas relevante, es algo irreversible aunque le esté costando hasta la muerte a algunas de ellas.
Bueno, a Jesucristo le costó también la muerte y de su sacrificio por la humanidad, dice el mito o el dogma (según creyentes librepensadores o dogmáticos), que resucito, para demostrar que se puede vencer a la muerte y al mal; el karma, que dicen los orientalistas o el pecado, que decimos los de la tradición judeo-cristiana.
Y además cada año (que van 2024). Y cada vez más, sin sentimiento de culpa que de “tanta vez” que hemos ido al calvario ya estamos exculpados y redimidos, digo yo, aunque no me quiero meter en teología que no estoy muy puesto, y eso de que resucitó..., por que lo dice san Pablo que era el Lenin de la antigüedad, salvando las distancias y la doctrina, que si no...
De todas maneras, si de verdad resucitó Nuestro Señor, Algún día se cansará de que no nos callemos dentro de la iglesia el Jueves Santo por la tarde. Y lo vamos a pagar caro todos...
Soy el que está mismamente en el centro; Me la facilitó Manolo, el Fabita, que es el que apenas se "iba solo" y ya salió a tocar el tambor.


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